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“Aquí no perdemos horas, las ganamos”

lunes 23 de julio de 2007, 17:38h
Las doce del mediodía de cada jueves es un momento especial en la vida cotidiana de Agustín. Este ex empleado de banca sufre parkinson desde hace 18 años y recibe una vez por semana la visita de Florencio y José Luis, dos voluntarios de la asociación ‘Desarrollo y Asistencia’ con los que comparte un par de horas de paseo, conversación y cañas.
“Me siento protegido por ellos y me ayudan mucho moralmente”, asegura Agustín en un bar cercano a su casa en Prosperidad. En esta ocasión, ha tocado tomar un mosto junto a Florencio y José Luis en medio de una charla en la que se habla sobre cualquier tema. Antes y después, un pequeño paseo por las calles del barrio o por el cercano parque de Berlín que dura cerca de dos horas que ya son fijas en la ‘agenda’ semanal de los tres. Ofrecer compañía, un objetivo que se cumple con creces. 

Tanto Agustín como su mujer, África, no tienen palabras para agradecer “la ayuda y apoyo” que reciben de los dos voluntarios, personas hasta hace unos meses desconocidas pero que se han convertido prácticamente en unos miembros más de la familia. “Son encantadores, todo lo que se diga de ellos es poco”, asegura África de forma emocionada cuando valora la acción que cumplen José Luís y Florencio con su marido. Agustín, por su parte, muestra su gratitud “porque se adaptan a cualquier circunstancia que yo padezca”.

Florencio tiene 60 años y está prejubilado mientras José Luis aún trabaja a sus 51 años en una pequeña inmobiliaria. Ambos rescatan de su tiempo libre un pequeño hueco para dedicárselo a ‘Agus’, como llaman en ocasiones a su “nuevo amigo”, y la experiencia es de primera. “La idea de ser voluntario me venía rondando desde hace tiempo y a nivel personal aporta muchísimo”, comenta Florencio que califica de “muy bonito” dedicar tiempo a los demás. Lo mismo apunta José Luis: “Estoy trabajando pero dispongo de tiempo y si la vida te da cosas, hay que devolvérselas”.

Esta ‘pareja’ fue formada por José Calviño, coordinador de la asociación que organiza a los voluntarios que pretenden realizar labores de asistencia. También jubilado y con 71 años, ya suma diez en tareas de voluntariado y asegura que es una manera de “agradecer a Dios lo que te ha dado”. Además, de sus palabras surge la mejor definición de lo que supone ser voluntario: “Aquí no perdemos horas, las ganamos”.

La labor de estos tres ‘héroes’, así los calificarían muchos, es un ejemplo dentro de una “sociedad a veces deshumanizada”, como dice José Luis. “Con esto llamas a la conciencia de todo el mundo”, afirma también Florencio mientras José Calviño critica que la sociedad “está planteada de tal modo que no te da respiro para hacer nada”. Por eso, sigue José Luis, “aunque te dicen que lo que haces está muy bien, es difícil convencer a la gente para que también lo haga”. Y eso que “nuestra aportación es mínima, siempre tienes la sensación de que puedes hacer más”.

Sin embargo, tampoco pueden hacer más. Explica ‘Pepe’ Calviño que no está recomendado acompañar a un enfermo más de dos horas a la semana porque se coge cariño a personas que pueden estar viviendo sus últimos años de vida. “Los que tenemos más experiencia, sabemos que es algo que te marca”, dice. Sin embargo, cualquier ayuda es bienvenida. Si no, que se lo digan a África y Agustín. Por eso, Pepe anima a cualquiera, en todas sus conversiones, a ser voluntario con un mismo mensaje: “¡Apúntate!”.
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