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jueves 26 de julio de 2007, 09:30h
Miquel Iceta es uno de los más estrechos colaboradores del president de la Generalitat, José Montilla. Tras sesenta horas de apagón en Barcelona, no se le ha ocurrido decir otra cosa que que se trata de una venganza del aún presidente de Endesa, Manuel Pizarro, contra Cataluña. Queda chusco, pero no es sino la última deriva de las cosas que se han ido diciendo desde la Generalitat y aledaños, o sea, el tripartito, donde se ha echado la culpa en exclusiva a la eléctrica, a Madrid, al Gobierno central…a todos, menos a la falta de vigilancia y de rigor de las autoridades autonómicas catalanas, en general, y barcelonesas, en particular.

Nefasta manía esta de que, en tiempos de crisis, todos hacen mudanza de la responsabilidad hacia el vecino. Cierto que Iceta, portavoz del PSC, merece el laurel de la gloria al más caradura, al menos respetuoso con la opinión pública. No es la primera vez. Claro que un equipo que cuenta en sus filas con gentes como el director de comunicación de la Generalitat, antes jefe de prensa de Industria, que se ha atervido a llevar su (mal) talante en otras ocasiones hasta la amenaza a periodistas que publicaban cosas que no le gustaron, es capaz de decir estas barbaridades y más.

Puede que Endesa haya fallado (sin duda ha fallado), como en veranos anteriores fallaron, por otras razones, otras suministradoras de energía a la hora de cumplir con los consumidores. Puede que falten inversiones (eso se dice siempre, sin concretar más). Y puede que hayan faltado reflejos desde los organismos políticos competentes. No pueden sentirse muy confiados los barceloneses cuando todo lo que se les ocurre a los encargados de gestionar la cosa pública, es decir, su clase política, es culpar a Pizarro, porque quiere vengar pasadas opas procedentes de Cataluña. Nos toman por tontos, de nuevo.
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