Aeropuerto Madrid Sur

En Ciudad Real están mosqueados, y con razón, porque al primer aeropuerto internacional privado de España, (no es que esté privado de España sino que no meterá mano AENA en su propio caos), le han puesto de nombre Aeropuerto Madrid Sur, que es una broma pesada. Primero porque el aeropuerto tenía un nombre más acorde: Don Quijote, y después porque Madrid ejerce un efecto perverso en sus inmediaciones y las termina despojando de identidad. Considerar que Ciudad Real, a ciento veinte kilómetros de la capital de España, es “Madrid Sur” es echarle cara dura y muy poca vergüenza. Es como si pretendieran que Cervantes reescribiera El Quijote y añadiera: “en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quisiera acordarme… pero a cinco días a caballo de la Puerta del Sol”, ¡qué barbaridad literaria y geográfica!

Todo empezó con los anuncios de las inmobiliarias de los años setenta que pregonaban la Puerta del Sol a veinte minutos. Luego el atasco y la realidad de un día laborable con lluvia se encargaron de poner las distancias en su sitio. Pero el efecto pernicioso ya estaba creado y el personal se confundió con los carteles de unas urbanizaciones que prometían tener a Adán y Eva como vecinos a poco que te liaras a pagar letras hasta que tu mano cayera desmayada.

Lo del aeropuerto Madrid Sur es la última sandez del marketing mal entendido. Bien está que para el negocio (privado) utilicen aquellas estratagemas que les parezcan más oportunas, pero no tanto como para confundir al viajero. Habrá quien piense que de Ciudad Real a Chamartín se llega en una línea de metro.

Madrid, con sus maravillas y sus carencias, es un espacio limitado y dentro de unas coordenadas. Un Madrid capitalino y un Madrid regional. No pretendamos tener la vanidad de Felipe II para pensar que en Madrid nunca se pone el sol. Vaya que se pone, y menos mal.

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