Las cenizas de Umbral, guardadas en el nicho de su hijo

   Don Jaime de Marichalar fue la primera personalidad en acudir al crematorio del cementerio madrileño, que posteriormente también recibió la visita de Ramón Tamames, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón, y el presidente del PP, Mariano Rajoy, éste último acompañado de la presidenta regional Esperanza Aguirre y que fueron recibidos por el periodista de 'El Mundo, Justino Sinova.

   Sobre las diez y media llegaba el coche fúnebre que transportaba los restos mortales de Umbral, acompañado por otros tres coches con numerosas coronas de flores, y tras ellos la viuda del escritor, María España, acompañada de Pedro J. Ramírez, Agatha Ruiz de la Prada y la hija de ambos, Cosima, cuyo padrino era el mismo Umbral.

   Los restos mortales del escritor fueron incinerados alrededor de las once menos cuarto en el cementerio madrileño, y Ramírez confirmó que a las 15.30 de la tarde sus cenizas serán depositadas en el nicho donde también se hallan los restos de su hijo fallecido a la edad de seis años.

   El director de El Mundo destacó en una larga y sentida intervención la "pérdida de la mejor pluma, no sólo del periódico, sino del periodismo español". Según Ramírez, el fallecimiento del escritor madrileño ha dejado "una enorme impronta en la sociedad", pero que, "al igual que ocurre con las muertes de los grandes hombres, la historia de Umbral no se termina con sus cenizas, sino que seguirá en el recuerdo de los sitios y las personas a las que rodeó".

   Además de volver a recordar los últimos momentos del escritor, los cuales los pasó redactando la que sería su última columna "inacabada e irrecuperable", el periodista definió al autor de 'Mortal y rosa' con el adjetivo de "umbraliano: un sistema planetario en el que Umbral era a la vez el sol y las estrellas".

   Acompañado por la viuda del escritor, a quien definió como "la mujer de su vida", Ramírez rescató el último año durante el cual "María lo pasó muy mal". "Umbral no se ha muerto, se ha apagado, porque su evolución física no ha sido la de alguien atacado por una enfermedad fulminante; ha sido la de alguien que cada día estaba un poco más débil que la anterior".


El "columnista total"

   El periodista Justino Sinova señaló a Europa Press que "Umbral era imbatible como columnista", y destacó "su arquitectura verbal y las metáforas deslumbrantes". Sinova explicó además que "era un ejemplo profesional por su independencia de criterios, ya que era de izquierdas pero podía elogiar a la derecha o incluso criticar a su propia ideología". "Todo lo convertía en posibilidad de creación literaria", concluyó.

   Según el economista Ramón Tamames, amigo personal de Umbral, el mejor calificativo para Umbral "ha sido el de la portada de La Razón: el columnista total". Tamames reconoció quedarse con el detalle de una persona que, "a pesar de no tener intimidades con nadie, me invitó al palco de Campoamor cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias", concluyó.