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El que no se dejará ganar y los que se dan por perdidos

El que no se dejará ganar y los que se dan por perdidos

lunes 03 de octubre de 2011, 08:21h
El hombre que no se va a dejar ganar se quedó solo en el escenario saludando con la mano derecha en alto, el puño cerrado y el pulgar hacia arriba. Era lo previsto. El primer día de la conferencia política Alfredo Pérez Rubalcaba debía posó ante las cámaras y recibió los aplausos arropado por los dos jefes que ha tenido en la vida política: Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Era el momento de la apoteosis pública del relevo, aparentemente el más complicado para un sprinter de 4x100 o 4x400,  aunque a Rubalcaba no le queda otra que sprintar como sea hasta que eche el bofe. El domingo, en cambio, el auditorio se tenía que venir abajo ante el líder indiscutible, ante la única apuesta posible del socialismo español. No faltó la ovación cerrada mientras el candidato se movía de un lado a otro del proscenio seguramente para acercarse a los más posibles, a muchos metros de un decorado inusitadamente azul-socialdemocrata, y quizás para intentar abarcar de alguna manera esa inmensa plataforma del auditorio principal del Palacio del Parque Juan Carlos I a la que nadie se encaramó para acompañarle. Tampoco a nadie se le ocurrió que cayeran de lo alto papelillos brillantes o confetis mientras el tariiiii-tatariii-tararirará... estallaba en decibelios. No, la coreografía no fue en plan "we are the champions", precisamente. Seguramente porque no toca. El realizador de la señal institucional del acto tenía subrayado el plano que más abundó durante el discurso: a la izquierda del medio plano Rubalcaba, en plan bocadillo de comic, el lema del encuentro: "Ideas de verdad". Y ambos llenaban pantalla. Porque el candidato ha escogido la pelea con el PP en el campo de "las ideas, las propuestas y las cuentas claras" frente a Mariano Rajoy a quien en el PSOE le han puesto el mote de "el gran dependiente". Porque, solo contesta, dicen, "depende" cuando los periodistas le preguntamos si levantará la congelación de las pensiones o recuperará el sueldo de los funcionarios. No, desde luego que no toca la euforia después de casi dos años sin una sola encuesta que dé menos de diez puntos arriba para los hombres y mujeres de la calle Génova. Y menos el día de la clausura en el que el diario  El Mundo publica la última, que abre la brecha hasta 15,6 puntos de diferencia. Si alguien se atreviera, que no habrá quien, le diría a José Luis Rodríguez Zapatero que se hiciera mirar lo de su sonriente foto del otro día con el matrimonio Ramírez-Ruiz de la Prada. Hoy Pedro J ha correspondido su gentileza de acudir y posar en el acto de la presentación de su libro, con una encuesta ad hoc en su periódico, precisamente el día en el que el PSOE quería despegar en la precampaña con su conferencia política. Y como "regalo", el director de El Mundo ha ordenado publicar también en portada una gran foto de Rosa Díez y sus "candidatos-celebrities", explicando que UPyD será la destinataria de muchos de los votos que se le fugarán al PSOE el 20N.

El hombre que no se va a dejar ganar no busca euforias que sabe que no encontrará, pero sí que los suyos se pongan las pilas, que se quiten de encima el muermo de perdedores, la nostalgia que los paraliza tras el 22M. "Ojalá estuviéramos todos como él", comentaba a la salida de la cumbre socialista uno de los secretarios generales provinciales que debe movilizar a los suyos para ir a por todas en la campaña. Centenares de cargos del partido que han ovacionado al nuevo líder aún intentan recuperarse de la reciente pérdida de una presidencia autonómica, una consejería, un puesto de diputado regional, la presidencia de una diputación, una alcaldía, una concejalía, un cargo público... El tsunami popular de las elecciones municipales y autonómicas se los llevó por delante. Muchos otros saben que no estarán en las listas del partido para el Congreso y el Senado y otros, que ya se ven dentro, tienen muchas dudas de que al final vayan a salir elegidos si en las urnas siguen pintando bastos para el PSOE. Lo decía el candidato en su discurso: "abordamos estas elecciones en un clima de incertidumbre y miedo". Aunque lo decía más referido a la sociedad que a su partido. Rubalcaba no se va a dejar ganar pero tiene demasiados compañeros que se dan por perdidos. ¿Logrará contagiarlos?
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