Adiós a los puentes

    La patronal CEOE ha elaborado una propuesta para terminar con buena parte de los "puentes" laborales, mejorar la productividad y, de ese modo, aliviar o eliminar medidas más duras y traumáticas, como los ajustes de empleo o la reducción de salarios.

    De las doce fiestas que hay en España, se propone que nueve se celebren siempre en lunes o en viernes, y sólo tres (uno de enero, Año Nuevo; 12 de octubre, Día de la Hispanidad; y 25 de diciembre, Navidad) se mantengan fijas, en el día de la semana que corresponda cada año. Se pretende, además, no sólo acabar con los "puentes" sino con los verdaderos "acueductos", como el que todos los años se produce a principios del mes de diciembre con la fiesta de la Constitución (el día 6) y la de la Inmaculada (el día 8). Este año, por ejemplo, la primera fiesta, la de la Constitución cae en martes, el jueves llega la Inmaculada, y el ciclo  finaliza el domingo. La verdad es que no está nuestra sociedad para esos lujos, por eso la CEOE insiste en que "debemos recuperar la cultura del esfuerzo, porque sin esfuerzos no hay resultados, y ésta es una de las principales claves para afrontar la crisis". "Recuperar la cultura del esfuerzo  -concluye la patronal que preside Joan Rosell-  también implica pensar más en nuestras obligaciones que en nuestros derechos".

    No dudamos que la iniciativa está inspirada por la mejor intención, pero probablemente surjan dificultades para aplicarla. Además de las fiestas de ámbito nacional, hay otras autonómicas y locales vinculadas al calendario y al santoral, fiestas patronales que será difícil cambiar por la fuerza de la costumbre. ¿Se imaginan que san Fermín no se celebre el 7 de julio, o que Madrid traslade a otra fecha la fiesta del 2 de mayo, por poner sólo dos ejemplos?

    Y una última nota para referirnos a los cinco millones de parados; a esos españoles para quienes, por desgracia, todos los días se igualan en tristeza y desesperanza, y al tiempo que se les agota el derecho al subsidio también se les acaban los santos milagreros a los que se encomiendan. Por su debilidad, forman parte de la España que más respeto y más apoyo se merece.