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Rubalcaba descuenta la derrota

Rubalcaba descuenta la derrota

martes 11 de octubre de 2011, 14:54h
"¿Por qué se ha presentado, cuando todas las encuestas y todos los analistas le dan como perdedor, tal vez con los peores resultados de la historia del socialismo?" La pregunta a Rubalcaba era directa y merecía una respuesta con otra pregunta ¿Y porqué no voy a ganar, a derrotar a las encuestas y a Rajoy? Pero Rubalcaba no dijo eso: Contestó: "Por responsabilidad".  Luego, más tarde, matizó: "niego la mayor". Pero ya era un poco tarde, ya se le había entendido. Era importante la comparecencia de Alfredo Pérez Rubalcaba en Los Desayunos de Europa Press. No porque fuera a decir nada nuevo o porque lleve callado una temporada. Todo lo contrario. Pero ese foro podía dar la medida de su estado de ánimo, de la fuerza de sus ideas, de los apoyos con los que cuenta, de cómo afronta la cada vez más cercana campaña oficial electoral. Parece que asume una derrota previsible y que está tratando de minimizarla. Nada más. Incluso dijo que "todas las encuestas están pagadas por alguien, y cocinadas" por intereses de parte. ¿Todas? Poca confianza del candidato en la profesionalidad de los sociólogos. Lo malo es que muchos socialistas -Fernández Vara no es el único- ya dicen lo que habrá que hacer el 21N, después de la derrota.



Rubalcaba se perdió en un análisis de lo que está pasando, de lo cambiante y conflictivo que fue agosto, y en la diferencia entre lo urgente y lo importante - "como siempre lo urgente no deja tiempo para lo importante", decía Mafalda, y en eso parece que están todos los líderes- pero parecía más un profesor dirigiéndose a alumnos de BUP que a periodistas, ministros, hombres de empresa, como Rodrigo Rato o Arturo Fernández, que fueron a oírle. Tampoco respondió a la pregunta clave: ¿por qué estas interesantes propuestas que hace ahora no las han aplicado en ocho años de Gobierno ni se las ha 'regalado' al presidente Rodríguez Zapatero? 


Jugó al populismo, habló de no hacer reformas nuevas antes de aplicar las ya aprobadas -la laboral, por ejemplo, aunque todos saben que es insuficiente-; de "redimensionar" el Estado del Bienestar, pero "sin recortar derechos y menos en educación y sanidad"; y volvió a los viejos prejuicios de la izquierda: "detrás de las privatizaciones se esconde siempre la ruina de los servicios públicos". Pero sólo si las hace la derecha.
 
Nada nuevo. No ofreció la imagen de un hombre de Estado. No habló, o lo hizo con una superficialidad como la que él critica a Rajoy, de la reforma constitucional, del nuevo modelo económico, de una política real de empleo, de un programa de austeridad de las cuentas públicas, de la imprescindible regeneración de la política. No reconoció el fracaso de las políticas educativas socialistas... Pero no descarten sorpresas ni le den por muerto. "Voy a dar la batalla hasta el final". Rubalcaba es mucho Rubalcaba. Y queda toda la campaña. Incluso un día de reflexión. Hasta el rabo, todo es toro.
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