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Dos españoles diferentes

Dos españoles diferentes

miércoles 19 de octubre de 2011, 08:10h
    Somos cuarenta y pico millones de españoles, y como ocurre en toda sociedad los hay mejores, los hay peores, los hay distintos, hay quienes son capaces de dar la vida por los demás y hay los que son capaces de atracar a una anciana a la salida de un banco. Queremos pensar que la inmensa mayoría son buena gente, y que los malos, los perversos, los que abusan de los demás son los menos.

     Hoy traemos a este "correo sin respuesta" dos nombres propios: Francisco J. Ayala, biólogo español de la Universidad de California, que ha donado 10 millones de dólares al centro de investigación en que trabaja, y dice que lo ha hecho por agradecimiento hacia el país que lo acogió, al que llegó como estudiante y sin intención de quedarse, pero donde encontró el mejor caldo de cultivo para desarrollar su carrera científica. Francisco J. Ayala ha escrito diez libros y más de 4.000 artículos, es criador de caballos y cultiva unos viñedos que suministran materia prima a las más importantes bodegas de Californias. En fin, un sabio, un hombre del Renacimiento y, además, una persona generosa y agradecida.

     Ese es el buen rostro de este día, pero también hay otro nada ejemplar y nada admirable. Es el de María Dolores Amorós, ex directora general de la Caja Mediterráneo, despedida tras la grave crisis de la entidad financiera, acusada de "buscar el beneficio propio, falsear las cuentas y realizar una gestión deficiente".  A pesar de ello, la señora Amorós acordó otorgarse a sí misma una pensión vitalicia de casi 400.000 euros al año, una decisión que ahora está en los tribunales. Pues bien: después de ese lamentable currículum profesional, relacionado con las causas por las que el Banco de España intervino la Caja Mediterráneo, María Dolores Amorós acudió ayer a las oficinas valencianas del paro para solicitar la máxima prestación por desempleo, que es de 1.400 euros mensuales, y que cobrará durante los próximos dos años.

    Aquí tenemos, amigos, la cara y la cruz, el "ying" y el "yang" de dos compatriotas nuestros bien distintos: un científico que ha hecho la mayor donación hecha por un profesor español a una Universidad pública, y el caso de la mala gestora dispuesta a exprimir, después de haber causado graves quebrantos a su empresa, hasta el último euro que le sea posible.  Todos tenemos los mismos derechos, es cierto, pero también es evidente que no todos los españoles son iguales.
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