lunes 31 de octubre de 2011, 17:39h
Los valores son los presupuestos, ideas principales o
fundamentales de:
-Las creencias religiosas (valores del Cristianismo, Budismo, Judaísmo,
Islamismo, Hinduismo).
-Las ideologías políticas.
-Las normas jurídicas.
-Las concepciones filosóficas.
Por tanto hay diversidad de valores
aplicables en distintos contextos, geográficos, cronológicos e históricos.
En los países democráticos hay pluralidad
de creencias que coexisten y conviven dentro del mutuo respeto, distintas
opciones políticas que pueden alternarse, diferentes normas jurídicas que con
el tiempo se modifican o derogan y existen diversas interpretaciones filosóficas
sobre la realidad.
En cambio en algunos Estados no democráticos
y teocráticos los valores forman un bloque pétreo que partiendo de las
creencias se imponen como una ideología político-jurídica-filosófica invadiendo
y regulando todos los ámbitos.
A lo largo del tiempo los valores se han intentado exportar también mas
allá de las propias fronteras, y cuando han chocado con los del país vecino han
dado lugar a diversas guerras, incluidas las de religión. Es decir, durante
siglos los distintos valores se han impuesto bélica y letalmente, ahora deben
coexistir en paz.
Basta un paseo por la Historia
para comprobar que ha habido valores que han estado en contra de la vida, del conocimiento
y del placer. A esa pulsión de muerte Freud
la llamó Thanatos.
Interesa destacar la relación del
poder con los valores, pues cada poder tiende a crear su propio sistema de
valores. Hay valores que emergen de la sociedad y los termina asumiendo el
poder, y valores que parten del poder político y se imponen a la sociedad. En
cuanto a los valores sociales los hay transformadores, y otros que propenden a
mantener todo siempre como está, es decir, inmovilistas.
Hay pluralidad de valores que
pueden predicarse de distintas circunstancias. Se habla así de los valores de
la filosofía kantiana, o los del cuerpo de bomberos (altruismo, abnegación,
sacrificio, entrega a los demás) o de los boy
scout (compañerismo, ayuda mutua,
respeto a la naturaleza).
El problema de los valores es
delicado porque afecta a sistemas estructurales del aparato psíquico. Por eso
las opiniones pueden estar sesgadas emocionalmente por un sistema de
preferencias estimativas, o de imprinting,
que uno no se atreve a revisar o verificar. En el fondo los valores responden a
juicios de valor, y para Ferrater Mora
son "productos de valoraciones humanas y, por tanto, relativos".
Para el iusfilósofo Alf Ross (realismo jurídico escandinavo
y emotivismo jurídico) invocar en una discusión a la justicia es como "dar un
puñetazo encima de la mesa". Algo parecido puede suceder al esgrimir los
valores con excesivo furor sanandi.
Pues bien, la gran lección que
nos ofrece la psicología es que podemos cambiar. Cambiar de punto de vista, de
manera de pensar, o incluso de valores si estos fuesen desadaptativos o
antisociales (por ejemplo: la violencia). También podemos, ciertamente,
mantener los valores adquiridos en su integridad, o enriquecerlos, o
compatibilizarlos con otros nuevos. Finalmente, cabe reinterpretarlos a la luz
de los nuevos tiempos o de la valiosa información que nos brinda la ciencia.
Como puede verse el asunto de los
valores es muy complejo, por eso G. Marx
decía:
"-Señora yo tengo unos valores pero si no le
gustan tengo otros".
El problema es que los criterios
personales, por bienintencionados que sean, no pueden tener la consideración de
valores generales (salvo en los regimenes personalistas autocráticos), pero
tampoco un grupo social puede imponer sus valores a la totalidad de la población
(conjunto de la sociedad) si esta no los acepta ni comparte.
El riesgo es que a veces pueden
llamarse valores a lo que no pasan de ser opiniones personales solemnizadas. En
este supuesto, "los valores dependen de los sentimientos de agrado o desagrado,
del hecho de ser o no deseados, de la subjetividad humana individual o
colectiva" -Ferrater Mora-.
La pregunta fundamental es: ¿Qué
valores?
A mi juicio hay una serie de valores esenciales que confluyen (previa
elaboración consensuada por Naciones Unidas después de larguísimos periodos de
guerras y de sufrimientos y para evitarlas) y se encuentran en la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre de 1948. Esos son los valores que
fundamentan nuestra vigente Constitución Española y las de todas las naciones
civilizadas y democráticas, y que han de aplicarse con independencia de las
creencias y de las ideologías políticas. En tal sentido, la actual Constitución
sustituye un sistema monista de valores por otro pluralista (pluralismo
político, art.6, libertad ideológica y de culto, art.16).
En una sociedad plural, sin un código axiológico único, todos pueden
defender sus valores, pero nadie puede imponer sus valores al otro.
En el Estado de Derecho, los
únicos valores susceptibles de imposición son los valores jurídicos
normativizados, es decir, positivizados en las leyes (todo ello como
consecuencia de las características normativas de generalidad, imperatividad y
coactividad, del contrato social, y de los
principios de soberanía y seguridad jurídica).
De los derechos recogidos en la Declaración
Universal de Derechos Humanos los dos mas importantes son el derecho a la vida
(art. 3) y a la dignidad de la persona (art. 1), contra los que se atenta cada
día con la guerras y las hambrunas. Según estimaciones de la FAO, con 80.000
millones de dólares por año se acabaría con el hambre; actualmente se gastan
cerca de dos billones de dólares anuales en armas y gastos militares...
Por eso el objetivo es
defender esos valores hasta lograr acabar con la guerra, con la pena de muerte
y erradicar la pobreza, la ignorancia y todas las formas de fanatismo.
Pedro Rocamora G-Valls
Doctor en Derecho y en
Psicología
Vicepresidente
de la RADE