ETA quiere matar de nuevo

Otra vez, por fortuna, la banda terrorista ETA falló con su bomba o bomba lapa, y el escolta del concejal socialista de Galdácano, -o Galdakao en la grafía euskaldún-, ha tenido la suerte de, nada más, ser un "inquilino" de la Seguridad Social en la Residencia de Cruces, donde está siendo durado de las graves quemaduras sufridas. Pudo haber perdido la vida, e incluso algunos periódicos en la Red lo dieron por muerto durante algunos minutos, a la una y media de la tarde de este martes, cuando se produjo el atentado.

   ¿Tiene alguna clase de lógica, esta vez, el ataque de la banda? Nunca tiene lógica el uso del terror, ni tampoco utilidad ni provecho. Pero, en el actual estado de cosas, parece evidente, primero, que la banda se ve en la necesidad de atetar y matar, una vez anunciado el final de la tregua que mantuvo para dialogar con el gobierno sobre el final de la banda y sus acciones. Una vez que ese diálogo se dio por fracasado, la banda anunció que regresaba "a sus frentes de batalla", o sea, a sus bombas, extorsiones y cualquier otra actuación terrorista, como ésta del barrio viejo de Bilbao, o como las anteriores en las que también fracasaron los planes etarras,  en Durango, en Castellón, en Logroño, en Zarauz, en Ayamonte, Huelva...  Han sido todos ellos intentos fallidos y demostrativos de la ineficacia de los profesionales del terror, tras su gran éxito en la Terminal 4 de Barajas, en la que consiguieron derribar el edificio y dejar bajo las ruinas los cadáveres de dos personas... Ésa ha sido su gran hazaña en los últimos tiempos.

   Ahora, ante las celebraciones del 12 de octubre, se teme que la banda tenga deseos de sacarse algunas de sus espinas, y por ello se han adoptado en Madrid medidas preventivas para que tal cosa no suceda. El ministro Rubalcaba expresaba sus temores de algún nuevo intento de atentado, y anunciaba esas medidas de precaución. Ya en otra ocasión, la banda hizo estallar sus bombas en coches estacionados en el aparcamiento de la Plaza de Colón, precisamente, provocando un extraordinario temor.  De nuevo cabe esperar que la eficacia policial y los fallos de la propia banda eviten algún episodio trágico. De momento, hay alerta máxima en Madrid, ante el riesgo de un nuevo atentado que coincida con el Desfile de las Fuerzas Armadas o con las manifestaciones a favor de la bandera nacional que se espera que se produzca en Madrid. Han relatado en fuentes policiales que cabría esperar  o bien  que los terroristas coloquen un coche bomba con gran cantidad de explosivos en algún lugar periférico de la ciudad,  o bien que sitúen  pequeños artefactos de escasa potencia en varias carreteras de salida de Madrid, dificultando el éxodo de los madrileños en el puente festivo...

   Esperemos que los terroristas hagan vacaciones, o vuelvan a fallar en sus propósitos criminales, o se vean frustrados nuevamente por las previsiones de las fuerzas de seguridad del Estado...