Se celebra la fiesta de Santa Bárbara, patrona de los mineros, profesionales de un oficio de alto riesgo al que se une, ahora, la incertidumbre sobre el futuro de un sector que, en España, en los últimos años, ha pasado de los 50.000 trabajadores a apenas 8.000 en la actualidad. Y, sin embargo, se trata de la única fuente de energía española autóctona, que nos evita la dependencia del extranjero, y una industria que va a ser menos contaminante gracias a los nuevos proyectos de captura del C-O-2.
Hoy este correo sin respuesta va dirigido a los mineros españoles, de León, de Palencia, de Asturias, de Teruel, de Córdoba, de Ciudad Real, del País Vasco, a esos hombres que crecen bajo la tierra arrancando en cada jornada un tesoro. A esas minas, cicatrices en las rocas, a las que cantó el poeta Jesús Castañón:
"Coladero: por tu garganta de lobo subió de la mina al cielo el alma de aquel rampero. Coladero: tiburón de vientre negro. Boca de cañón abierta sobre los prados de ensueño. Por tu empinado sendero, ¡cuántas lámparas bajaron! ¡Cuántos ángeles subieron!".
O las palabras de otro poeta, el mierense Luis Aurelio:
"La mina es un poema, y el minero un buscador de estrofas en las hondas entrañas del subsuelo. Romances de tragedias la mina va tejiendo: poemas que se forjan en un Parnaso negro, y que las explosiones destrozan verso a verso...".
Hoy la minería española española atraviesa por una grave crisis, y si el futuro gobierno de Mariano Rajoy no logra, en Bruselas, una ampliación del plazo para las ayudas a las explotaciones más allá del 2018, el futuro es más negro que el carbón. No estamos ante un asunto exclusivo de los intereses de los directamente afectados por la supervivencia de las minas, sino ante una cuestión que afecta a la economía nacional y al autoabastecimiento energético de la sociedad española.
La mina es, además, fuente de los mejores valores humanos: la solidaridad, el coraje, el sacrificio, el compañerismo. Quienes tuvimos el privilegio, el honor de bajar a un pozo minero, como ha hecho el equipo de "Protagonistas" hace años, hemos aprendido en poco tiempo (bastan unas horas para entender las grandes lecciones de la vida) lo que es la dureza del trabajo, lo que es jugarse el pellejo en los talleres, lo que es manejar un martillo o encender la mecha de la dinamita.
Santa Bárbara bendita: protege a los mineros. Siempre lo hiciste en las galerías, pero ahora tienes que ampliar tus influencias ante las autoridades de Bruselas, allá en los altos despachos en que se manejan frías estadísticas de números sin corazón. Protege a los mineros en su romance de luna y lobos; romance de muerte y miedo; romance de mina y nieve; romance de carbón. Ellos, los mineros, forman parte de la mejor España. Son los que, en las situaciones injustas, han salido a la calle a pecho descubierto. Muchos avances sociales del Estado del Bienestar, y que hoy están en peligro, se deben a los mineros. A esos hombres (picadores, barrenistas, entibadores y vagoneros) que hoy luchan, más que nunca, por su futuro.
Santa Bárbara bendita: protege a los mineros.
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