Privilegios en el Parlamento

    No es nuestra intención ser aguafiestas del nuevo tiempo parlamentario que hoy se inicia, en este día en que los Reyes de España presiden la solemne sesión de la X legislatura de las Cortes Generales... Sin embargo, no queremos silenciar algo que nos ha llamado la atención, y que forma parte de los privilegios económicos y de jubilación de que disfrutan algunos familiares de Sus Señorías en estos tiempos de dificultad y de recortes y de austeridad para millones de españoles.

    El asunto es el siguiente: más de 60 viudas de antiguos parlamentarios perciben ayudas económicas complementarias, pagadas por el Congreso de los Diputados, que, en algunos casos, superan los 3.000 euros mensuales. Se trata de unos privilegios poco presentables, en un país en que dos millones y medio de viudas y de viudos reciben una pensión media que no llega a los 600 euros al mes.

     Pero, como es habitual, los diputados y senadores legislan a favor de sus intereses, y han promovido un tinglado de ayudas y de auxilios que nada tiene que ver con lo que percibe el españolito medio, el sufrido español de a pie, que se ha dejado el pellejo trabajando...

     Está muy bien que se dignifique el oficio de la política, que los representantes de la soberanía popular se hagan respetables y que sean respetados... Pero, para ello, deben poner su granito de arena, y no establecer en su reglamento interno de pensiones criterios arbitrarios mediante los cuales las mesas del Congreso y del Senado establecen, según Dios les dé a entender, a quienes benefician con esos complementos y la cuantía de los mismos... Eso es, ciertamente, injusto y chapucero, y necesita ser revisado. Y es injusto y chapucero para los propios viudos y viudas de los parlamentarios, que perciben tal o cual cantidad a partir de decisiones caprichosas. Pero es injusto y chapucero, sobre todo, con respecto a todos los viudos y viudas españoles que se han dedicado a su trabajo, que han cotizado durante decenas de años y que, al final, son peor tratados, infinitamente  peor que sus propios representantes democráticos.

     En fin, será un asunto que hay que corregir. Y esperemos que se haga en esta X legislatura que tantas expectativas e ilusiones ha despertado en una nación que no es precisamente, y por desgracia, el país de las maravillas...