www.diariocritico.com
La verdad, presidente

La verdad, presidente

¿Por dónde empezamos? El último Consejo de Ministros del año ha puesto sobre la mesa la primera parte, solo la primera, de las medidas duras, impopulares, difíciles, ¿indispensables?, que va a tener que tomar el Gobierno de Mariano Rajoy. La oposición socialista ha salido rápidamente a criticar las medidas y a decir que nos conducen a la recesión y a un mayor desempleo. Sinceramente es imposible arriesgar esa opinión, sobre todo si viene de quienes durante los últimos tres años han ayudado mucho a que estemos donde estamos con sus errores, su falta de medidas, sus mentiras sobre la crisis, sus engaños sobre la situación real de la economía, los cinco millones de parados, un sistema educativo fracasado y la ausencia de críticas a su líder y a su proyecto.

Pero, dicho eso, están sorprendiendo algunas cosas. Da la sensación de que aunque el PP sabía desde hace meses que iba a ganar las elecciones, no había hecho los deberes: no tenía formados los equipos ni decidida la estrategia. Los ciudadanos estamos preparados para que nos digan la verdad de la situación. Lo ha hecho, por ejemplo Artur Más en Cataluña, y ha tomado medidas aún más duras que las de Rajoy. O actuamos o nos declaramos en quiebra. No hay elección. Pero estas medidas exigen, primero, una explicación clara, directa, sincera del presidente del Gobierno a los ciudadanos y a los diputados. Ni la primera se ha producido ni la segunda tiene todavía fecha. Al final es posible que el presidente vaya al Congreso a petición de los grupos de oposición que van a buscar escenificar lo que ya sabemos: "el programa oculto de Rajoy". Si éste se hubiera adelantado anunciando su presencia a la vuelta de Reyes convocando la Diputación Permanente o, incluso un pleno extraordinario, las cosas serían las mismas, pero diferentes.

Lo segundo es no haber esperado más para anunciar o poner en marcha otras medidas que no sirven para hacer caja sino para hacer futuro: proyecto educativo, medidas para fomentar la actividad económica y crear empleo, atención a los colectivos que peor lo están pasando -desempleados, pymes y autónomos, por ejemplo-, propuestas sobre la reforma definitiva del sector financiero... Al final, los ciudadanos tenemos siempre la sensación de que todos los políticos se comportan igual. Fue Tierno Galván el que consagró que las promesas electorales se hacen para no cumplirlas, pero eso no disculpa a Rajoy.

Si hay que subir los impuestos, hágalo, presidente, sin miedo y sólo durante un tiempo comprometido. Si hay que pedir sacrificios a todos, que sea de verdad a todos, presidente, aunque debería cuidar especialmente a los más desfavorecidos. Si hay que tocar el estado del Bienestar, razónelo. Si hay que trabajar más, nos lo planteamos. Pero dígaselo, presidente, a la cara a todos los españoles. Diga la verdad, presidente. Y hágalo ya. La mentira duele mucho más y no se perdona. De la crisis no se puede salir desde la desconfianza y el silencio.