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La semana de la reforma laboral

La semana de la reforma laboral

lunes 09 de enero de 2012, 07:59h
La primera iniciativa de Mariano Rajoy apenas se hizo cargo del Gobierno,consistió en reunirse con  los líderes sindicales y el de la patronal, Toxo, Méndez y Rosell, para urgirles la necesidad de pactar, nuevamente, una reforma laboral que no consiguieron cuando el anterior jefe del Gobierno, Zapatero, les hizo el mismo encargo. Desde el primer momento, la dificultad era fácil de explicar y entender: Si el año pasado no fue posible ese entendimiento, ¿por qué habría de serlo un año más tarde? ¿Sencillamente porque lo reclama un jefe del Gobierno nuevo, pero con la misma urgente necesidad de crear puestos de trabajo en el menor tiempo posible, para salir del pozo de la crisis y de los cinco millones de parados? Rajoy explicó a los llamados interlocutores sociales la urgencia del encargo, y hasta les puso fecha tope para su tarea: Hacia el seis de enero debiera haber "humo blanco". Y si no llegaban a un acuerdo, el Gobierno legalizaría por su cuenta. Al igual que le sucedió a Zapatero. Alguien del entorno del PP recordó que regular esa nueva reforma laboral no le resultaría difícil, porque cuando lo hizo el Gobierno socialista ya aportaron cerca de setenta enmiendas, ninguna de las cuales fue admitida siquiera a trámite. También desde el primer momento, los dirigentes sindicales advirtieron la dificultad de pactar esa reforma en el tiempo requerido, pero insistieron en que lo iban a intentar. Y en las últimas semanas, sobre todo Toxo, ha reiterado esas dificultades de atenerse al plazo dado, pero esperanzado de que podría conseguirse el entendimiento. Por su parte, el "superpatrón" Rosell ha ido dictando sus propias condiciones y sus pautas particulares, que cabe suponer que no hacían demasiada gracia a los otros interlocutores.

Pues bien, superado el seis de enero, reaparecen las prisas por resolver esa cuestión pendiente de una reforma laboral capaz de ayudar en la creación de empleo. ¿Es posible, o deberá intervenir, nuevamente, el Gobierno de turno, e imponer sus criterios frente al que podrían verse incapaces de alcanzar los tres interlocutores que recibieron el encargo?  Las informaciones periodísticas de este lunes recuerdan esa situación de "plazo terminado", tal vez como último mensaje. Asegura La Gaceta que "el Gobierno aprobará la reforma laboral por decreto", si bien matiza y corrige seguidamente que "sindicatos y patronal apuran el plazo para negociar". A su vez, el diario La Razón destaca unas declaraciones de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, también encargada de conseguir esa nueva reforma laboral.

Dice Báñez, añadiendo presión a los negociadores:  "no me voy a conformar con un acuerdo insignificante. Rajoy se comprometió a llegar al Parlamento la reforma laboral en el primer trimestre y la va a tener lista..." Esta misma semana, la ministra deberá recibir la respuesta de Toxo, Méndez y Rosell para saber si existe acuerdo total, acuerdo parcial o en qué puntos resulta imposible el entendimiento mínimo entre ambas partes. De manera que estamos ya, como suelen decirse erróneamente de los encuentros de fútbol, "en tiempo de descuento", o mejor dicho, en los minutos que se suelen añadir para compensar la urgencia y la premura...  De manera que en las próximas horas, este lunes y martes, se vuelven a reunir los interlocutores sociales, y posiblemente se llegue a saber en qué punto de entendimiento se encuentran "las partes". La ministra es tajante, para el supuesto de que no llegaran a un acuerdo: "Si no hay acuerdo, dice, también ellos quedarán deslegitimados" Y entonces, el Gobierno de Mariano Rajoy desenterrará aquellas 70 enmiendas que ya vio despreciadas y desechadas y reelaborará su propia reforma, posiblemente al gusto de sus patronos de Berlín, Bruselas y París, y probablemente más al gusto de Rosell que de Méndez y Toxo. ¿El riesgo?  El Gobierno del PP tiene un miedo tradicional y clásico a un levantamiento sindical en las calles, una eventual huelga general...  Pero tampoco parece que le preocupe u obsesione excesivamente. Preferiría el entendimiento, pero en el último extremo, no tendría otro remedio que actuar por su cuenta y riesgo... La contratación indefinida, la negociación colectiva, la indemnización por despido procedente o improcedente,  la flexibilidad interna de las empresas para poderse descolgar de los convenios del sector, la formación continua del trabajador, la productividad, el absentismo, la moderación salarial, son las cuestiones que se intentar cerrar a satisfacción de todas las partes.  Arturo Fernández, vicepresidente de CEOE muy próximo a Esperanza Aguirre y al gobierno del PP, escribe este lunes que "empresarios y sindicatos  estamos en una negociación constante, permanente y franca, y en un momento decisivo en las relaciones laborales en nuestro país. Sin unas normas laborales flexibles y acordes con la situación de uj mundo económico globalizado, tampoco saldremos del atolladero". Y apunta puntos básicos", según dice, que debieran dejarse resueltos: el fácil descuelgue de los convenios, la relación de salarios y productividad, un esquema sencillo de modelos de contratación, el contrato fijo con indemnización de veinte días por año con máximo de una anualidad... ". Por su parte, un portavoz de CCOO hablaba esta misma mañana del lunes de "la impresión que tenemos" de que la patronal no quiere avanzar...

En pocas horas sabremos si hay "fumata bianca o nera...".
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