Rajoy sin IVA

Mariano Rajoy se entrena en un Consejo Europeo con los deberes hechos lo que le proporciona la autoridad suficiente para espolear a sus colegas europeos en la lucha contra el paro. El presidente del Gobierno español ha sido cauto y astuto al plantear antes sus ideas a los que mandan en la Unión Europea: a Angela Merkel en Berlín, la semana pasada; a Nicolás Sarkozy en Madrid, cuando fue condecorado con el Toisón de Oro. La estrategia propuesta por Rajoy de afrontar la crisis desde una posición global es fundamental para alcanzar resultados en un tiempo más o menos razonable. "Queremos hacerlo todo a la vez" dijo el presidente español después de su reunión con Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, para explicar que los pasos dados y los que se presentan en el más inmediato futuro pasan por crear las condiciones para estimular el crecimiento económico y la creación de empleo.

La estabilidad presupuestaria ya está en la Constitución española y la lay orgánica que la desarrolla ya se ha aprobado por el Consejo de Ministros. Hay acuerdo entre patronal y sindicatos para los salarios de los próximos años sin ligarlos a la inflación. La reforma laboral es inminente. Y la reforma del sistema financiero y bancario se presentará en pocos días. La opción es atacar por todos los flancos porque todo es crucial en una situación tan grave como la que sufre España y la Unión Europea. En el marco global de las reformas estructurales va a resultar imprescindible el saneamiento bancario para recuperar el crédito que permita relanzar la actividad económica de pequeñas y medianas empresas, autónomos y el consumo de particulares.

Las previsiones para la elaboración del presupuesto para 2012 en España están condicionadas por los datos de déficit. Los recortes empiezan a tocar hueso, no queda chicha y la opción irremediable es el incremento de los ingresos vía impuestos. Mariano Rajoy esquiva la pregunta clave de estos tiempos: ¿subirá el IVA como ha hecho en Francia el presidente Sarkozy? No hay respuesta pendiente de que las previsiones ofrezcan algunas décimas de respiro por debajo de los 40.000 millones de euros o que la Sra. Merkel admita flexibilizar los plazos de reducción del déficit y ofrezca oxígeno a todos, incluida España, y evitar casos como el griego. No es probable. Sí es más factible que Alemania acepte estímulos para la economía y fondos comunitarios para planes de empleo. Es decir, opción global con disciplina presupuestaria y reducción del déficit pero con incentivos a la economía y el empleo y más fondos de estabilidad con más competencias.