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Garzón, expulsado de la carrera judicial

Garzón, expulsado de la carrera judicial

viernes 10 de febrero de 2012, 08:40h
No hay duda de que la sentencia del Supremo sobre Garzón y el primero de los casos por el que ha sido juzgado, divide a la opinión pública. La ha venido dividiendo desde hace tiempo el conocido juez por ,muchas de sus decisiones. Esta vez, también. Garzón pierde, pierde su oficio y su fama, y en cambio, gana su oponente, el abogado y exfiscal Ignacio Peláez, el oponente del juez, que llevó a cabo la estrategia de la destrucción y aniquilamiento del personaje a partir de la  sencilla máxima de que practicar escuchas telefónicas a los abogados defensores de los cabecillas de la trama Gurtel resultaba una práctica totalitaria y ajena a cualquier procedimiento democrático. Un argumento que se emplea en su parte expositiva, pero que no suele recordar el origen: los cabecillas de la Gurtel, según comprobó el juez instructor Baltasar Garzón, estaban utilizando a sus abogados para esconder a gran velocidad sus ganancias en las comisiones logradas en Comunidades y Ayuntamiento del PP, en cuentas corrientes en paraísos fiscales del extranjero. Esa fue la razón de que se procediera a escuchar las conversaciones telefónicas de los cabecillas de la trama Gurtel, en el decidido propósito de recuperar los dineros evadidos del fisco y de España. La otra parte de esa misma estrategia de persecución y "ejecución jurídica" del personaje Garzón pasa por escamotear el dato también imprescindible de que tanto el juez que prosiguió sus investigaciones cuando él fue separado de la instrucción del caso Gurtel, y le sucedió el hasta entonces "juez íntegro  Pedreira, tanto éste como el fiscal del caso, avalaron su política y estrategia  de efectuar  escuchas a las conversaciones entre los privados de libertad y sus representantes legales... y algo más. Unas conversaciones y escuchar que, sin embargo, fueron ampliamente utilizadas por Peláez para descalificar al juez y tratar de anular el proceso en su totalidad y desde sus primeros pasos, por e hallarse, en su opinión, viciado en sus procedimientos.  No era la primera vez, ciertamente, que el juez Garzón practicaba las escuchas telefónicas. En particular, en la etapa de dos de sus anteriores cometidos: la persecución de los narcotraficantes gallegos en el Caso conocido por Nécora, y la persecución de la banda terrorista ETA y  de su brazo político Batasuna. En ambos casos, se demostró también del mayor interés el conocimiento por el juez de las conversaciones de los reclusos con sus abogados, muy frecuentemente "colaboradores mi,prescindibles" para seguir cometiendo las tropelías que ya habían realizado antes de su correspondiente detención y privación de libertad.

Pero esas circunstancias no las quiere tener en cuenta el tribunal juzgador y sentenciador de Baltasar Garszón, constituido por jueces del Tribunal Supremo. A estos jueces y a otros cuantos más, parece, además, que les movía alguna clase de animadversión al "juez más popular y conocido", en España y en el extranjero, por sus muchos casos, frecuentemente trascendentes y divulgados con enorme despliegue. El Caso de la detención de Pinochet en Londres, o la persecución de los militares golpistas argentinos, que hicieron desaparecer a miles de ciudadanos en la etapa de la dictadura le otorgaron un conocimiento internacional y una extraordinaria popularidad en nuestro país y en muchos otros países, particularmente en el Cono Sur latinoamericano. De aquellos países, precisamente, procedieron las críticas a Garzón por su lucha contra las dictaduras americanas y no actuar contra la dictadura de Franco y sus efectos aún apreciables, estrategia que cambia precisamente Garzón al aplicar la persecución por causa de la Memoria Histórica a las fosas franquistas, el segundo de los casos por los que estos días Garzón se ha sentado en el banquillo, y por el que está esperando su segunda sentencia. En esta ocasión, se acusa a Garzón de intervenir en casos y materias que no son de su directa incumbencia judicial...

Pero, a la espera de que su recurso, ya anunciado, ante el Tribunal Constitucional progrese y le dé la razón que le han negado sus colegas del TS, la vida judicial de Baltasar Garzón es probable que haya concluido abrupta y definitivamente. Los diarios de este viernes vienen a significar y poner en evidencia la relevancia del personaje y de la decisión adoptada por los jueces sentenciadores: El Supremo acaba con Garzón. La trama de los Gurtel logra que el juez sea condenado por las escuchas. Seis de cada diez españoles creen que el juez sufre una persecución, señala El País en su portada. En la de El Mundo, en cambio, se indica: Garzón, expulsado por actuar como los jueces de los regímenes totalitarios. Garzón acusa a los jueces de tener predeterminado un fallo que elimina la posibiolidad de investigar la corrupción. En ABC: Garzón inhabilitado once años por sus métodos totalitarios. El Supremo le reprocha un daño irreparable al derecho de defensa por sus escuchar ilícitas a abogados. Dice La Vanguardia: El juez Garzón. El Supremo expulsa al magistrado al inhabilitarlo once años para cargo público. La sentencia, unánime y dura, concluye que se burló de la ley con las escuchas de Gurtel. El Periódico de Cataluña habla de Dura Condena; Garzón sí paga  por Gurtel. El Supremo inhabilita al juez durante once años por las escuchas a la trama vinculada al PP. Rajoy cambiará la ley para restringir las grabaciones ordenadas por los jueces.  Público se limita a titular "Ajusticiado", sobre una foto de Garzón. Y recoge la opinión del juez; replica que sus derechos han sido sistemáticamente violentados y rechaza frontalmente la sentencia. Juristas progresistas  consideran que la decisión tendrá efectos perniciosos para la Justicia. Titula La Razón: Garcón, Justicia para el  "justiciero". Y luego, califica de última garzonada la reacción del juez: Carga contra los jueces y dice que el juicio ha sido una excusa para eliminarlo, mientras el CGPJ abronca a los políticos que cuestionan el fallo. Por último, titula La Gaceta: Garzón, el juez prevaricador, expulsado de la carrera judicial. Y añade: En la causa del franquismo será muy probablemente absuelto... Lo que no obsta para que, en las páginas siguientes, hable de "juez totalitario" y describa que, a lo largo de estos años, las víctimas de las arbitrariedades de un juez enfermo de protagonismo, que debió creerse por encima de la ley. A su vez, se indica en El País que Garzón ha quedado neutralizado al avalar el Supremo las tesis de la defensa de los cabecillas del Caso Gurtel. Indica que el TC o el Tribunal de Estrasburgo tendrán la última palabra, y la exdirectora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, escribe que "se está santificando la utilización del Estado de Derecho para blindar la delincuencia de alto vuelo. La Razón no duda en llamarle "juez indigno". El Mundo describe en su editorial que Garzón actuó como si fuera juez de Pinochet. Y por el contrario, se habla en Público de "vergüenza suprema"...


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