La demolición del sectarismo
lunes 13 de febrero de 2012, 14:02h
El
ojo del huracán son más de cinco millones de parados pero la
tormenta no es solo económica. También hay una fractura de la buena
convivencia de los españoles provocada por la intromisión abusiva
de los gobiernos socialistas en terreno más propio de las
conciencias que de una estrategia política. Extralimitaciones
sectarias donde la libertad personal no debe ser presionada por
prejuicios ideológicos. Exacerbar las divisiones de los ciudadanos
es malo cuando lo conveniente es promover los acuerdos para afrontar
unidos los retos esenciales y acuciantes de la crisis.
Concebir
el aborto como una licencia para matar en vez de calificar las causas
excepcionales de despenalización. Confundir el concepto natural de
familia estable y procreadora con otras formas de convivencia
afectiva no vinculadas a la continuidad de la especie. Introducir en
la educación adoctrinamientos contrapuestos a los deseos de los
padres. Deformar la memoria histórica volviendo a las
confrontaciones partidistas del pasado. Enturbiar el halo de equidad
de la justicia comprometiendo la independencia de sus órganos de
gobierno. Estos y otros fueron los campos de batalla irritantes que
abrió el zapaterismo para fracturar la armonía de una sociedad que,
por instinto, tendía a la concordia.
Si
quedaba alguna duda sobre la necesidad de demoler tanto sectarismo la
despejó el primer discurso de Rubalcaba tras ser elegido Secretario
General del PSOE. Su primera amenaza fue la de denunciar -desde la
impotencia- los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español. No
los acuerdos parecidos de cooperación con otras confesiones
minoritarias. No la valoración democrática de la libertad religiosa
sino el viejo anticlericalismo pirómano como inspiración de un
sectarismo aplaudido por una tropa de beatos de un laicismo agresivo
que nada tiene que ver con la aconfesionalidad consensuada de nuestra
norma constitucional.
Fue
como el eructo alcohólico de aquellos curdas achispados de la noche
del sábado que deambulaban por los barrios húmedos de las viejas
ciudades episcopales y, cuando les traicionaba el subconsciente, al
pasar ante la fachada de la catedral, gritaban ¡Abajo el clero,
aunque sea castrense! Mientras los últimos voluntarios fregaban los
platos vacíos de "Caritas" y las familias de parados dormían
sus vísperas sin juerga, los socialistas sectarios ondeaban los
ajados estandartes anticristianos de un carnaval trasnochado.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
3211 | pilar - 14/02/2012 @ 09:02:57 (GMT+1)
Tiene toda la razón. El autor del artículo llama sectario a Zapatero y se calla la contrarreforma de Rajoy. Si unos intentan introducir sus creencias, son sectarios, si los mios son los que las introducen es lo que se tiene que hacer. Se ve que este señor es tolerante con el que no tiene sus creencias
3190 | Angel - 14/02/2012 @ 09:02:43 (GMT+1)
Y claro, lo suyo no es sectarismo, no, es normalidad, esa propia de la gente decente que decía nuestro presidente del Gobierno, la Iglesia Católica no es una secta, pensar que el matrimonio válido sólo es el apto para la procreación no es sectario... Lo peor de lo ideólogos sectarios como usted es pensar que sus ideas no responden a la ideología sino a la normalidad, a lo que está bien, ya que nunca admitirán crítica ni, por supuesto, mínima autocrítica. Así que nada, que vivan las caenas.
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