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Cuatro semanas para el todo o la nada

Cuatro semanas para el todo o la nada

 Menos de un mes, veintiocho días, cuatro semanas. Ese es el tiempo que resta para que los andaluces acudamos a las urnas en una convocatoria electoral, ésta del 25 de marzo de 2012, que puede resultar histórica si se cumplen los vaticinios que anuncian todas las encuestas desde hace más de un año. Que por primera vez, desde que se consiguió la autonomía, gane el PP en esta comunidad que siempre, desde aquellas lejanas fechas de 1980, ha sido coto privado del PSOE, parece más que evidente. Eso no lo pone en duda ni el propio Pepe Griñán. La cuestión aun por dilucidar es si el próximo presidente de la Junta de Andalucía será Javier Arenas o Pepe Griñán. Y eso, digan lo que digan los sondeos auguren los que auguren las encuestas, está todavía por ver. La diferencia entre los votos que obtenga el PP y los que consigan la futura y más que hecha coalición de izquierdas PSOE-IULV-CA, no va a ser mucha. Alcanzar ese soñado escaño 55 del Parlamento andaluz que da la mayoría absoluta,  es la meta de ambos.Puede que sólo unos pocos miles de votos decanten el Gobierno a uno o a otro lado. Por ello van a ser fundamentales la precampaña y campaña que, desde el próximo miércoles, día 1 de marzo, emprendan las dos principales fuerzas políticas que el 25 se juegan el todo o la nada.

Por ello no nos podemos extrañar que unos y otros utilicen en lo que resta hasta el 25-M todas las armas a su alcance. Si el PP no cejará en sus denuncias de corrupción sobre los EREs fraudulentos en los que la jueza Alaya no ha sicho aún la última palabra. la corrupción socialista y las facturas sin pagar del Ejecutivo de Griñán, el PSOE e IULV-CA van a intentar tomar las calles, ya sea con la excusa de la reforma laboral de Rajoy, ya sea utilizando a los estudiantes o a los perroflautas y a los indignados del 15-M con motivos más o menos ladinos. Vamos a tener un final del invierno y una primavera de lo más movida. En Sevilla no sólo va a florecer en pocos días el azahar sino también las manifestaciones y las algaradas callejeras. Es algo que ya se va oliendo por todos los rincones de la ciudad.

Porque, queramos o no, la batalla del 25-M no es sólo la batalla del PP y el PSOE, que también, sino que es la lucha por el poder de dos líderes políticos con mucho peso en sus partidos, Javier Arenas y Pepe Griñán, cuyo futuro depende del resultado que den las urnas ese día. Tanto uno como otro se juegan el ser o no ser de toda una vida dedicada a la política. Arenas porque, en el caso de no gobernar, tendría que replantearse el ir dejando paso a nuevas caras y a posibles sustitutos en Andalucía; Griñán porque su evidente derrota en el último Congreso Federal del PSOE, tras apoyar a Carmen Chacón y después de su pírrica victoria consiguiendo la Presidencia del partido, le han puesto sobre la cabeza una espada de Damocles que le caerá encima con toda su fuerza si se convierte en el primer candidato socialista que pierde unas elecciones en Andalucía en treinta años. Hay quien dice que Rubalcaba lo tiene en el punto de mira e, incluso, quien apunta que lo que de verdad quieren algunos miembros de la nueva Ejecutiva del PSOE (léase Gaspar Zarrías o Manuel Chaves) es que Griñán se estrelle.

Me lo confesaba hace unos días un buen conocedor del presidente andaluz en funciones. "Pepe -me decía- es un magnífico técnico en lo suyo, un gran inspector de Hacienda, intelectual y cultivado como pocos, pero tiene un ego que le supera. Se cree el más listo de la clase y piensa que está por encima del bien y del mal. Yo lo conozco bien y te aseguro que si no logra presidir la Junta, está al día siguiente en su casa". No le falta razón y así lo aseguran muchos de sus colaboradores más cercanos.

Digo yo que a lo mejor convendría que alguno de estos políticos que llevan tantísimos años ostentando el poder se llevaran un buen correctivo el próximo 25 de marzo y se dedicaran a lo que de verdad saben hacer y para lo que se prepararon, aunque sé de algunos que no tienen ni tan siquiera la mínima preparación ni para ir de ayudante de los barrenderos de Lipasam.