Los que ganan, pierden; los que más pierden, ganan y los que más ganan, pierden

Las caras de triunfo de Arenas Bocanegra y de Montoro Romero en el balcón popular de Sevilla eran la perfecta simetría de las caras de pena y tristeza de Griñán Martínez y Valderas Sosa. Arenas gana, pero no gobernará. Además, 400.000 de sus votos en Andalucía se los ha comido ¿Rajoy? y, siendo del PP, ppasaron de ir a votar. ¿Por qué en apenas 100 días? Supongo que los grandes estrategas del partido gobernante habrán tomado buena nota de que solo en tres meses el voto andaluz que les fue propicio ha preferido darles la espalda que un espaldarazo. Será que no se han tragado lo de que suben los impuestos porque no queda otra, que rebajan la inversión en sanidad y educación porque blablablá; que no tocan las pensiones porque pobres viejitos (pero se les sube el IRPF y reciben menos); que instalan en España el despido libre para que baje el paro y que no van a subir el IVA.

O puede que no les haya gustado a estos andaluces, siempre tan raritos, que doña Cospedale que Dale haya intentado superar los 600.000 € anuales enchufando a su maridito pito pito en REE y que, tras el placaje de doña Vice Sáenz de Santamaría, fuera ella la que se llevara el consorte al cargo digo el gato al agua pillando cacho, fíjate tú, en Telefónica, donde Urdanga I El Republicano, donde el amiguito de pupitre de Aznar y donde Zaplana, el que llegó a la política pa' forrarse, encontraron buen acomodo.

La verdad verdadera es que el balón de oxígeno, inesperado por demás, que ha supuesto para el PSOE no perder The Andalusian Predio es fácilmente interpretable como el principio del largo fin del PP, el principio de la larga subida del PSOE y el principio del nuevo tiempo de IU. Ahora el azul tablero de juego muestra un manchurrón rojo que, desde Andalucía, amenaza con ser pólvora en Extremadura y bastión en Asturias donde el General Secretario se creyó Petain y el tiro le salió por el Pompidou.

En fin, a la altura en que sus altas señorías se mueven, las hojas de los árboles siempre parecen mecidas por el viento y puede -solo puede- que las estemos moviendo las hormigas currantes sin que desde su alta altivez los próceres noten que, millones de ciudadanos hartos ya de estar tan hartos, hayan visto entre brumas que su futuro se escribe con una sola ERE por más que el chófer, impune, pague coimas y esnifes de perico con las arcas públicas.

Para los chicos de Griñán y para sus colegas de Ferraz no haber perdido Andalucía, después de 30 años gobernando y un montón de estiércol malversado que no abona precisamente los recursos públicos, tiene que ser francamente esperanzador. A más a más, que dicen los neosoberanistas de la novena provincia andaluza, la llegada del viento fresco que no refrescante de Izquierda Unida les va a dar a los chicos del PSOE un neobarniz de paleo-izquierda que hasta les hará parecer vintage.

Y después de varios intentos con Fernández Mancha (2 veces), Gabino Puche (1 vez) y Teófila Martínez (2 veces), la gran esperanza blanca (4 veces) ha demostrado tener una presencia muy sólida con una base asentada sobre Arenas Movedizas. En fin, seguro que no hay nadie más, pero si yo fuera por cuarta vez el cartel electoral y hubiera obtenido el mejor resultado de la historia del PP andaluz con un sabor tan acre a fracaso, haría las maletas. Claro que si después de 10 años esnifando dineros públicos el presunto sinvergüenza (¿he puesto presunto? En qué estaría pensando) Francisco Javier Guerrero y su peón Juan Francisco Trujillo Blanco, nadie por encima de ellos se siente concernido y dimite pues ¿por qué iba de hacerlo el bueno de Arenas Bocanegra y Peliblanco?