¿Asunto zanjado? Pues v a ser que no

El Rey ha dicho que lo siente, que se ha equivocado y que no volverá a suceder. Pero...¿Qué es lo que siente y en que se ha equivocado. ¿En el viaje a Botsuana sin avisar? ¿En el hacerlo en las actuales circunstancias? ¿En cazar elefantes?. Bienvenidas sean sus disculpas, pero quizá algún detalle más hubiera estado mejor. En todo caso se trata de disculpas diplomáticas, por mucho que ahora tanta gente estalle en gritos de júbilo por esas palabras, sin precedentes, eso sí,  desde la reinstauración monárquica en 1975.

No han sido pocos los que han afirmado que el asunto está zanjado. Pues ni mucho menos. Lo sucedido ha servido de aviso para que la opinión pública se de cuenta de bastantes cosas y no todas bonitas sobre el Rey y la monarquía, por muy parlamentaria que sea, que ese es el punto importante.

Porque después de tantos años, no se ha desarrollado, a través de una Ley Orgánica, aquello que dice la Constitución sobre el "pacto" del Rey con el pueblo soberano, lo que, según prestigiosos constitucionalistas, nos deja sin instrumentos jurídicos imprescindibles para según que circunstancias. El príncipe heredero, por ejemplo, solamente puede representar a su padre en acto sociales, pero bajo ningún conceptos sustituirle en el ejercicio d sus funciones, salvo que Las Cortes procedan a la inhabilitación de Juan Carlos I, extremo fuera de cualquier horizonte plausible. Y no digamos sobre el asunto de la abdicación.

Par todo ello y mucho más, es necesario que nuestros parlamentarios se pongan las pilas, sobre todo quien ostenta la mayoría absoluta, para resolver ese limbo jurídico en el que se encuentra la monarquía en España. Alguien podrá aducir que existen reglas particulares de la Casa de Borbón. Pues que las apliquen para sus cosas, pero en absoluto cuando de habla de monarquía parlamentaria en una democracia moderna. Sería para echarse a temblar. No estaría mal que, dentro de su papel, el Rey enviara un mensaje para que se iniciase un debate en el Parlamento para solucionar estas cosas. El asunto, por lo tanto, no está, ni mucho menos, zanjado.