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Demasiados callos al mismo tiempo

Demasiados callos al mismo tiempo

sábado 21 de abril de 2012, 12:51h
Sigue presumiendo Rajoy, y retando a quienes le escuchen, allá donde va, que le digan si existe otro país del mundo mundial en el que un Gobierno haya hecho tantas cosas en tan poco tiempo. Da la impresión de que quiere ocupar algún espacio y atención en las páginas del libro de los records, y efectivamente, son pocas las materias que en menos de cuatro meses de ejerció del poder no haya "tocado". Trocado no quiere decir resuelto: muchas han sido "vislumbradas", proyectadas, programadas, y se supone que dignificarán alguna clase de efecto a medio o largo plazo. Por ejemplo, cambian los textos de Educación Cívica, pero todavía no se sabe qué modificaciones contendrán los nuevos. Se reforma la educación básica, el Ballenera y la Reforma profesional, pero tampoco hay concreción sobre cómo quedará cada uno de esas fases educativas. Se instaura el copago, pero no resultará fácil saber cuánto y de quién se ahorra o a quien se gravan más las medicinas, aunque cabe suponerlo, Las televisiones autonómicas no podrán seguir siendo deficitarias, pero ¿eso significa que deberán cerrar todas y cada una de ellas, en cuánto tiempo, en beneficio de quién? La ley de transparencia es ya una realidad, y por ella sabemos que el número de asesores de la Moncloa ha crecido en tres o cuatro elementos desde que los designa el equipo de Rajoy, hasta quinientos y pico...  Y así sucesivamente. ¿Qué materia no ha sido aún tocada por la mano del poderosísimo Gobierno? Los impuestos, la educación, la sanidad, la dependencia, las televisiones públicas y privadas, las subvenciones a las empresas, a los sindicatos y a los partidos, la retirada de asistencia sanitaria a inmigrantes sin papeles, el turismo sanitaria, y hasta el biodiésel argentino. Lo malo es que seguimos encajando pésimas noticias día sí y día también: Ahora nos predice Funcas que en 2013 seguirá habiendo recesión y el paro estará por encima del 26 por 100, con más de seis millones de parados. Sólo prevalecen algunossonados indultos: para los defraudadores del fisco, para dos mossos d´Esquadra condenados por malos tratos a detenidos en Barcelona y contra dos militares que falsificaron la identidad de los muertos en el Yakolev ruso que devolvía a España a soldados de Afganistán...

El reto de Rajoy a que le indiquen qué otro gobernante puso en marcha tantas iniciativas como él mismo, permite o estimula a recordar otra fase de otro gobierno, el de Felipe González, llegado también con ánimo redentor y de resolver todos los problemas que en el mundo han sido. González también, en aquella primera fase de la mayoría absoluta y de las ganas de recomponerlo todo y a la mayor velocidad posible, llegó un día a la conclusión de que, en muy poco tiempo, y a la vez, había pisado demasiados callos a demasiadas personas. O sea, que había que aminorar el paso y calcular mejor los efectos de cada idea, u "ocurrencia", como en los últimos tiempos se ha denominado a las grandísimas ideas de los sucesivos gobernantes. Después de todo, a González, tras catorce años al frente del Gobierno, se le recuerda por unas cuantas tareas realizadas y por algunos grandísimos deslices ocurrido en su tiempo: la lucha ilegal contra el terrorismo etarra, el enorme error de situar como director general de la Guardia Civil a un ladronzuelo que falsificó su propia biografía oficialotes de robar los fondos reservados "de matar etarras"... Claro que hizo muchísimas cosas, pero de recuerdo vivo nos quedan, también, los "callos pisados de tanta gente al mismo tiempo".  Rajoy pudiera estar repitiendo la faena. No hay cuestión en la que no haya enmendado al antecesor, y probablemente era equitativo, justo y necesario hacerlo así, como él mismo suele decir. También sucede lo que algunos de sus votantes de noviembre ya empiezan a admitir o a advertir: que hoy no le darían su voto nuevamente. Y unos pocos meses ha contrariado sus propias intenciones demasiadas veces: No subiré los impuestos, y subió el IRPF y el impuesto sobre sociedades. No habrá copago, y está estudiándose cómo ponerlo en marcha con la mayor eficacia posible, y lleno de excepciones, claro. No atacaré, en manera alguna, las pensiones de los jubilados, y éstos ven que deberán pagar sus fármacos, aunque sea al coste de "media docena de cafelitos", como insensatamente dijo Echaniz. Que son malos tiempos lo comprobados todos a diario. Pero probablemente un Gobierno no tiene que estar tan presente y actuante, de manera permanente y total, en la sociedad española. Eso suele tener un precio elevado.
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