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Castigados sin jamón

Castigados sin jamón

jueves 10 de mayo de 2012, 08:05h

La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirschner vuelve a poner a España en el punto de mira. Después de la expropiación de YPF, después de la abultada multa a Telefónica, ahora sale con las restricciones comerciales de productos alimenticios. Y ha cerrado las fronteras al  jamón ibérico.

         Prohibir a toda una nación una delicia gastronómica como el jamón ibérico es un crimen para el paladar. Pero así son las reglas de su juego, así es su chocante forma de gobernar, siempre abusando de la demagogia, siempre huyendo hacia adelante. Cada vez que sale denostada en la prensa europea, la presidenta argentina gana adeptos entre los suyos, juega al efectismo, lo alimenta, y su equipo de asesores potencia una aureola de estadista sin más méritos que la fanfarria.

         Cristina Fernández de Kirschner se ha enredado en una pirotecnia de prohibiciones y de proteccionismo, que utiliza como un camuflaje perverso para ocultar los auténticos males que sufre Argentina desde tiempos inmemoriales. 

         Argentina es un país inmensamente rico, que no ha podido crecer y desarrollarse económicamente, a causa de unos gobernantes ineficaces, en el mejor de los casos, cuando no corruptos y malversadores. La economía mundial está globalizada y ya no se pueden poner puertas al campo.  Si continúa cerrando sus puertas a los productos de afuera, la presidenta argentina se arriesga a encontrar las puertas cerradas a sus exportaciones, y esa batalla no la podrá ganar.  La política del arancel por el arancel es peligrosa, y aunque al principio pueda dar un cierta popularidad, tarde o temprano acabará estallando como una bomba con espoleta retardada.

         Si tanto le disgusta el jamón ibérico, le invitaríamos a probar la cecina leonesa, aunque mucho me temo que nos respondería que Argentina tiene el vacuno mejor del mundo y que León no es nadie para darle lecciones. En este cúmulo de despropósitos no nos extrañaría nada que mañana, esta increíble mujer saliera diciendo que el jamón argentino es mucho más sabroso que el ibérico. 

         El patrioterismo a ultranza se apunta a estas maniobras de distracción. Mientras los argentinos piensan en que su presidenta con sus gestos provocativos  le está dando una lección al mundo,  se olvidan que tienen detrás a un político que le esta birlando la cartera.

         Mientras los argentinos han quedado castigados sin jamón, nosotros se lo venderemos a los chinos que nos lo quitan de las manos. 

         Y en fin,  señora presidenta, si  no quiere nuestro jamón, usted se lo pierde.  Con su pan  -sin jamón- se lo coma.

 


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