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Llega la alegría a casa de Adolfo Suárez

jueves 10 de mayo de 2012, 17:39h
Después de la operación de un tumor en el pecho a que fue sometida Laura, la más pequeña de los hijos de Adolfo Suárez, por fin la familia del expresidente vuelve a sonreír. En los próximos días se casará Sonsoles con el mozambiqueño Paulo Wilson, músico de profesión, y con el que lleva viviendo doce años, los últimos en Portugal. Una relación que le ha ayudado a superar la muerte de su madre Amparo y de su hermana Miriam, ambas de cáncer, así como la que padeció Sonsoles hace unos años. Pero siendo todo esto doloroso, lo más duro para los hijos, familiares y amigos de Suárez es comprobar como día a día avanza una enfermedad que le ha robado todos sus recuerdos, desde los más íntimos y gratificantes hasta los más ingratos, incluso aquellos que están prendidos en la memoria  colectiva de los españoles.

   Hace años tuve la oportunidad de trabajar con Sonsoles en Antena 3 TV, y siendo como eran tiempos convulsos para ella -ya su matrimonio con Pocholo Martínez Bordíu comenzaba a resquebrajarse-, demostró que era una gran profesional, una muy buena presentadora, y mejor compañera.

   Siempre llegaba la primera y se marchaba la última. Una mujer que aceptaba como algo inevitable el interés que despertaba en la prensa del corazón, que aumentó cuando se separó de Pocholo, lo que le obligó a dejar la televisión, para marcharse a Mozambique, donde estuvo trabajando en una ONG, y donde encontró al hombre de su vida: Paulo Wilson, que le ha dado la paz y la felicidad que nunca tuvo con Pocholo, no porque este fuera mala persona, que no lo es, sino porque el tipo de vida que llevaba no era el que más feliz hacía a Sonsoles, y menos que a nadie a su familia, que nunca vio con buenos ojos esa relación.

   Me cuentan que el traje de novia se lo hizo hace un año Rosa Clara, la famosa diseñadora catalana y una de las más prestigiosas de ese sector, pero no lo estrenó porque tuvo que aplazarse la boda debido a la enfermedad de su padre y de su hermana. Una boda que se celebrará en Madrid el próximo 19, con el fin de que puedan asistir sus hermanos Adolfo, Javier y Laura, y poder abrazar a su padre en un día tan señalado para ella y para toda su familia.

   Es curioso como siendo como fueron los primeros inquilinos de la Moncloa, los hijos del hombre que fue pieza clave para que el Rey Juan Carlos pudiera instaurar la democracia en España, siempre hayan mantenido una actitud tan reservada y alejada de los medios de comunicación. Salvo Adolfo, el mayor, que es quien ha tomado el testigo de su padre, el resto Javier, Laura y Sonsoles, apenas si aparecen en actos públicos, quizá porque saben como nadie lo fluctuantes que son los afectos de quienes están cerca del poder. Prueba de ello son las pocas personas que traspasan el umbral de la casa de los Suárez, desde que al expresidente le detectaron la enfermedad, que para unos se trata de Alzheimer y para otros de demencia senil, aunque las consecuencias físicas sean las mismas para un hombre que pasará a la historia de nuestro país como uno de los políticos más grandes de los últimos 35 años.
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