viernes 11 de mayo de 2012, 12:46h
Hace algún
tiempo, un "conseller" catalán de Interior -Félix Puig- proponía promulgar una
ley del Espacio Público para evitar el vandalismo en que suelen degenerar
algunas manifestaciones en Cataluña. Dicha ley debería incluir la norma por la
que los manifestantes deberían ejercer su derecho con la cara descubierta.
Parecía pronosticar eventos posteriores en los que todos pudimos ver en las
televisiones a vándalos y presuntos antisistema con caretas, capuchas y
pasamontañas. Un carnaval destrozón sin sistema alternativo es un esperpento
que se puede asumir como una enfermedad mental, pero es inasumible una
pretensión política a cara tapada.
Las caretas,
antifaces, capuchones y demás mascaritas son para otras juergas y mojigangas
inofensivas o para acciones delictivas de criminales y terroristas. Tras las
máscaras no hay ningún misterioso "anonymus" sino un mierda, aunque lleve los
rasgos de Guy Fawkes o cualquier diseño de Alan Moore, el dibujante británico
de "comics" capaz de trazar irónicos bigotes y perillas sobre la blanca faz de
la muerte. El propio artista descubre su contradictoria personalidad al
utilizar la disciplina del buen dibujante para encubrir el mugriento mensaje
anarquista del caos. Porque el dibujo es la ley definitoria del orden en el
arte plástico, la línea que marca los límites de la imagen. Todo menos
anarquía. Alan Moore es capaz de ser disciplinado en su oficio, que es lo que
le importa, para degenerar en ácrata impreciso en lo que le importa muy poco o
casi nada, como son las mascaradas de "perroflautas" o "yayoflautas"
indignados.
Hay que ser
muy tonto para creer que la humanidad de nuestra época, con millones de
urbanitas viviendo en megalópolis donde nadie es autosuficiente, pueda
subsistir sin sistemas organizados, transportes públicos, industrias
alimentarias, reservas energéticas, dispositivos de sanidad y emergencia y
planificación presupuestaria. No habría ni lectores para las historietas de
Moore si es que quedaban kioscos sin incendiar. Solo esa progresía de salón que
pierde siempre el tren de la historia puede disculpar la anarquía y aceptarla
como compañera de protesta cuando se siente desplazada de poder y surge la
tentación del "yo o el caos". Se borra de su memoria histórica la II República,
cuyas banderas intercala entre sus pancartas, desintegrada desde dentro por el
anarquismo que convirtió un Estado efímero en un trágico concurso de comparsas
de milicianos. Malo es compartir disturbios con radicales sin propuestas
verosímiles ni respaldo electoral pero peor es caminar junto a las máscaras de
quienes tienen algo que ocultar cuando salen a la calle. Para desmarcarse del
nihilismo y mantener la credibilidad es imprescindible dar la cara, como para
votar o demandar justicia. Con máscaras no se marcha hacia el futuro sino hacia
el presidio. El "conseller" tiene razón pero, por lo que se ve, sus propuestas
caminan a paso lento.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
6707 | Pikertom - 13/05/2012 @ 14:03:56 (GMT+1)
Muy bien, requetebién. Mascaras yayoflautas, que siembran el caos. Gentes muy peligrosas, si, si, si. Las mascaras de los ejecutivos (de empresas y de bancos) que se llevaron indemnizaciones multimillonarias y sembraron el caos económico, las mascaras de políticos corruptos que sembraron el caos de pobreza a sus conciudadanos (Aeropuertos sin aviones, infraestructuras faraónicas inservibles...), las mascaras de gobernadores del banco de España que miraron para atrás y negaron la burbuja inmobiliaria... De estas mascaras no habla, no necesitan salir a la calle a defender los derechos mas básicos. Porca miseria. Y, en cuanto a el caos de la II República, tiene su nombre: Franco y su golpe de Estado que duro 40 años. Usted es un impresentable.
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