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Monarquía, aquí y ahora

Monarquía, aquí y ahora

lunes 14 de mayo de 2012, 09:39h
El título II de la Constitución Española de 1978  recoge en 10 artículos  todos los aspectos  relativos a la Corona. Para algunos, esta mínima regulación es más que suficiente. Para otros, por el contrario,  el  título  hubiese necesitado, poco después del refrendo de la Constitución, una ley orgánica que desarrollase los 10 artículos. Todos, sin embargo, están de acuerdo en  una cosa: que la participación de Don Juan Carlos en una cacería  de elefantes en Botsuana, a mediados del pasado mes de abril,  en fechas en las que estaban cayendo chuzos de punta sobre la ya maltrecha economía española, fue  por lo menos inconveniente, y ha conseguido  poner de acuerdo a toda la opinión pública.

El silencio tácito  de medios de comunicación acerca de la figura del monarca, que se había mantenido  en España desde la misma  toma de posesión de don Juan Carlos como Rey de todos los españoles,  se hizo añicos esos días y,  en menos de una semana, se sacaron a la luz más asuntos internos de la familia real que en los  treinta y tantos años anteriores.

Las 11 palabras que el monarca pronunció compungido al abandonar la clínica donde sufrió  una operación de cadera, como consecuencia del accidente producido durante  su cacería  en el país africano, calmaron solo  momentáneamente a la opinión pública española: "LO SIENTO MUCHO. ME HE EQUIVOCADO Y NO VOLVERÁ A OCURRIR". Una frase  tan  corta  como contundente, que antes jamás  el pueblo español había escuchado en boca de un rey.

Lo que  ni siquiera  había conseguido  su  imputado yerno, Iñaki Urdangarín, con sus presuntas   y turbias andanzas económicas, obteniendo favores de instituciones y particulares, utilizando La Zarzuela como  reclamo, lo ha conseguido el Rey con su viaje   a Botsuana con nocturnidad, alevosía y a escondidas del propio gobierno de España.

Y hasta tal punto lo ha hecho,  que  en semanas posteriores se ha  ido  explicitando en artículos y comentarios  leídos u oídos en la práctica totalidad de los medios, el mal momento que atraviesa la familia real, y en especial  las relaciones de S.M. el  Rey con la Reina doña Sofía, y la  larga e  intensa relación que mantiene  el monarca con  la princesa alemana Corinna Zu Sayn-Wittgenstein.

Todos estos  hechos han sido gotas  que, poco a poco, han ido llenando  el vaso de la paciencia del  pueblo español que, a juzgar por la  encuesta  realizada -una semana más tarde de conocido el hecho de la cacería-  por Sigma Dos para  el diario El Mundo,  un   70%  perdonaba al Rey  tras su  desliz pero, al mismo tiempo,  el 52% veía dañada su imagen. Tan cierto como que nunca antes se había  escuchado  - menos aún, públicamente, y en boca de  líderes políticos- que debería plantearse una posible abdicación en favor del príncipe Felipe, el primero en la línea de sucesión de un monarca que, a pesar de haber pedido  perdón, ese mismo hecho  muestra su conciencia de haber rebasado  los límites de la "decencia" (hablo solo en términos políticos) y que por ese mismo hecho  acaso debiera pensar en dejar paso al futuro  mucho antes de que  líderes y pueblo  lleguen a  pedir, más que un jaque al rey, jaque a la monarquía.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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