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Hispachinatown

Hispachinatown

lunes 04 de junio de 2012, 12:33h
España es, desde hace tiempo, punto de destino de miles de  ciudadanos chinos que un día decidieron abandonar su tierra de origen para  establecerse   en el sur de Europa , a  más de 12 horas de avión de su propio país.  Aunque parece que los primeros grupos de ciudadanos chinos  vinieron a este país en la década de los 30 del siglo pasado, poco a poco, desde hace ya unos 20 años, la comunidad china ha ido creciendo  en España  hasta situarse   a finales de 2011 por encima de  160.000 ciudadanos de origen chino, perfectamente afincados, pero  con escasa integración en  el seno de la sociedad que los ha acogido.

Ubicados  prácticamente por todo el país, algo más de la mitad residen entre Madrid y Barcelona y,   en tercer lugar,   en  Valencia y Alicante, que    acogen a más de 10.000 ciudadanos chinos.  Todos ellos  muestran una clara inclinación a tener su propio negocio (generalmente un bazar o restaurante), ya que  un tercio de ellos están dados de alta como autónomos.

En efecto, son ya  legión los pequeños y medianos comerciantes de toda España    que   se han visto    obligados  a cerrar   sus   tiendas y  comercios por  los duros embates de la crisis económica.  La mayor parte de esos establecimientos y locales  han sido   realquilados    y son regentados por comerciantes chinos que han   reconvertido  los viejos locales en  tiendas de  alimentación,   decoración, zapaterías,  salones de belleza o   peluquerías.   Todos ellos, al menos  durante 12 horas diarias, hacen competencia, no solo a las tiendas y comercios   vecinos  de los  modestos empresarios españoles   de la zona donde están ubicados, sino al mismo Corte Inglés, a juzgar por la cantidad y variedad de artículos que, más o menos ordenadamente, apilan en sus  kilómetros y kilómetros de estanterías  repletas de  los más variados géneros y especies.
 

Hechos y apariencias

La población china empadronada en España se ha multiplicado por 8 entre los años 2000 y 2011, desde los 19.191 a comienzos de 2000 a los más de 166.000 ciudadanos chinos que residían en el país a finales de 2011. Estas cifras convierten al colectivo de inmigrantes chinos en el sexto más numeroso de  los que residen en España pero, al mismo tiempo,  en  uno de los más desconocidos en el país.

Es curioso    anotar que  el 70 por ciento de estas personas procede del distrito de Qingtian, una región de la República Popular China, situada al sur de Shanghai.
 
Algo más de la mitad (55 %) son hombres y casi el 20 % son menores de 15 años -gran parte de los cuales ya han nacido en España-, mientras que los mayores de 65 años suponen poco más del 1 %.

Trabajan  de sol a sol, es extrañísimo que se cojan una baja por enfermedad y   han roto los precios de muchos productos  que hasta hace unos años solo podían encontrarse fuera de sus establecimientos.  Como son muy jóvenes -29 años, de media- su índice de mortalidad es muy bajo y los mayores que  fallecen suelen repatriarlos a China, razón por la cual, hay leyendas   -sin fundamento alguno- que han corrido como la pólvora  que sitúan sus restos formando parte de los sofisticados platos que sirven en sus restaurantes.

Su endogamia, la dificultad de acceso  a su intramundo, es quizás  la base más clara  de la desconfianza que generan entre nuestros compatriotas, hasta el punto de que son contadísimas las parejas mixtas  entre españoles  y chinos y, además, que  en esas escasas excepciones, los ciudadanos chinos son mal vistos por  el resto de su comunidad. Me gustaría estar  en un error y, además, aceptaría encantado razones y datos que me sacaran de él. Pero, entre tanto, los chinos son  para mí un sector tan atrayente e interesante, como opaco e inaccesible.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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