El Parlamento no es el centro de la vida política
viernes 08 de junio de 2012, 09:39h
Fue una serie de televisión muy seguida. Eliiot Ness, policía de
Chicago, decidió acabar con la mafia y de eso se trataba.
Es también el
nombre de una casta de parias en la India. Pero el nombre es equívoco, ya que en éste caso es la capa más menesterosa de la población.
Y
de ahí su intocabilidad. Y existe también un tercer grupo de Intocables, pero esto es así porque no se les
puede tocar ni con el pétalo de una rosa.
En el estado español son tres. El rey, el poder judicial, y la gran banca. Treinta
y cinco años de democracia, y no hay manera de que estos mundos opacos rindan
cuenta a la ciudadanía.
Mariano Rajoy prometió en su campaña electoral que el Parlamento, Congreso
y Senado, serían el eje central de su política de transparencia. Y dijo más: no
mentiría, siempre diría la verdad y daría la cara.
Han pasado casi seis meses
de mandato y que es tiempo
suficiente para analizar cómo van las cosas. Y van como siempre. Con
opacidades, mentiras, argumentos infantiles para la ciudadanía, uso apisonadora del poder de la mayoría, ningún diálogo, palo y tentetieso.
Para Mario Draghi la
gestión de la crisis de Bankia es un modelo de cómo hacer las cosas de la
peor manera posible. El presidente del Banco Central Europeo, con un lenguaje más claro que el de Rajoy demostró no
tener pelos en la lengua cuando criticó en
Bruselas la gestión de la antigua, Caja Madrid y acusó a las autoridades y al Banco de España de
"subestimar el problema" y acabar así encareciendo la solución. En Bankia, en efecto, se pasó de 4.500 millones a 12.000 millones y finalmente, y sin decir nunca como, a
un total de 23.500 millones. A juicio de Draghi "esa es la peor manera
posible de hacer las cosas, porque al final todo al mundo acaba haciendo lo
correcto, pero al coste más alto posible".
Ante esta situación nos encontramos que el presidente del
Banco de España, dimite y calla, de momento, y dice
que por responsabilidad. Y Rodrigo Rato, ex director del FMI, y gran factótum del nacimiento de Bankia, no comparece porque el PP lo impide. Dicen que es mejor. ¿Para quién?. Desde luego no para la
credibilidad de la política y del propio presidente del
Gobierno. Rato es uno de los intocables y ante esto, el fin del silencio,
justifica los medios de una incómoda comparecencia. Topamos con la Gran Banca, sus
banqueros y sus hipermillonarios suelos y prebendas. Y sus inmensas chapuzas.
Carlos Dívar es el presidente del Consejo General del Poder Judicial y
por tanto del Tribunal Supremo. Bueno,
pues este señor fue acusado por uno de los miembros del Consejo General del Poder
Judicial de gastar dinero público en sus veinte desplazamientos privados a
Marbella. Siete de sus compañeros le denunciaron por hacerlo.
Reconozco que para mí fue una sorpresa. Tenía de él la imagen de una persona virtuosa, seria, profesional
y responsable. Y sin embargo, amparado en su cargo que nos recordó "es para ejercerlo las 24 horas del día" tenía una doble vida de lo más cómoda
y bien financiada. Y se quiso compareciera en el Parlamento para dar
explicaciones. Pero inmediatamente terció el
ministro de Justicia, Ruiz Gallardón diciendo que vetaría la comparecencia. "Vivimos en un momento ciertamente delicado, donde la
fortaleza de nuestras instituciones y el normal funcionamiento de las mismas es
un factor determinante para la superación de la crisis en estos momentos en España".
Es decir, vale todo. Presentada una denuncia, en veinticuatro horas, el Tribunal Supremo, presidido por Dívar
acordó no admitirla a trámite y archivarla. La misma le achacaba
un presunto delito de estafa. apropiación
indebida o malversación de caudales públicos,
penados con cárcel e inhabilitación. Pero nada de esto ocurrirá. Carlos
Dívar es miembro de la Judicatura, y por tanto es uno de los nuestros, y carpetazo
al asunto.
El rey como se sabe, según el artículo 56-3, es inviolable y su
persona no está sujeta a responsabilidad.
Pero la presión de la opinión pública, por lo menos en este caso, ha logrado que en un pasillo nos
dijera, tras el affaire de Botsuana: "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir". Eso es todo. En mi caso solo he logrado que me admitan a
trámite una pregunta parlamentaria demandando información sobre como el rey pudo firmar los decretos de nombramientos de
embajadores, estando malherido en aquel país. Y es que ni se respetan las
formas.
Estamos pues ante tres
instituciones intocables La jefatura del estado, el poder
judicial, y la banca. No me extraña pues que ante semejante ejemplaridad
pública, surjan movimientos que deseen poner patas arriba todo el sistema. Los
culpables son los que prometen transparencia, parlamentarismo y asunción de responsabilidades en campaña
electoral, y hacen exactamente todo lo contrario. Y que no se olviden, que la
democracia es un régimen de opinión pública y de estar todo el día rindiendo
cuentas.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
7764 | Cuquiña - 12/06/2012 @ 10:44:57 (GMT+1)
Por una vez y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con vd. con respecto a Bankia, a Dívar y al Rey, pero me llama la atención que vd. precisamente, que pertenece a un estamento inoperante y despilfarrador, incluyendo los famosos e inútiles pinganillos, reproche gastos a los demás. El Senado, debiera no reducirse a la mitad, sino desaparecer, ya que es la Cámara de irás y volverás y de colocación de enchufados de partidos, así que hay que ver la viga en el ojo propio además de ver también la aguja en la ajena.
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