Inditex debe dar un paso más

Naturalmente, orgullo patrio por Inditex. Es la única empresa multinacional española que no parece tener problemas: el beneficio trimestral neto durante el primer período del año ha superado los 430 millones de euros. Lo que se ha traducido en un ascenso en flecha en la Bolsa: más de un 11 por ciento. Las ventas crecen por encima del 15 por ciento y sigue abriendo tiendas por el mundo: ya tiene 5.618 en un total de ochenta y cinco países. Cifras impresionantes que hacen pensar que Inditex debe complementar su fuerte crecimiento, su éxito, la creación de puestos de trabajo a un ritmo vertiginoso, con otras actividades sociales. Los retos de la economía mundial obligan a que las grandes empresas -la mayor parte de las españolas del Ibex lo hacen, de una u otra forma- destinen una parte, siquiera mínima, de sus excedentes a cuestiones rentables para el cuerpo social, no directamente -aunque sí indirectamente- para la empresa.

Tanto Amancio Ortega, el fundador, como Pablo Isla, su actual presidente, tienen horror a la publicidad, a aparecer en las fotografías, a vincular la empresa con otras actividades que no sean la fabricación y comercialización de ropa. Un error empresarial y, sobre todo, un error social que pasará factura en algún momento al magno complejo de Arteixo, y conste que de ninguna manera queremos ser agoreros ni empañar en lo más mínimo nuestra satisfacción y la enhorabuena por los logros obtenidos: son cosas distintas, magnitudes diferentes.