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El codicex marianista

El codicex marianista

lunes 09 de julio de 2012, 18:03h
"Rajoy se apunta a beneficio de inventario los aciertos de sus subordinados pero no da nunca la cara para anunciar recortes"
 
 
Sin dejar de ser un exceso no deja de provocar cierta ternura la foto-oportunity de Mariano Rajoy devolviendo el Codicex Calixtino al arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor, Julián Barrio. Y es que, como bien dice el presidente, no hay demasiadas noticas buenas que protagonizar con los tiempos que corren. Aunque sea un protagonismo por elevación, con personas interpuestas. El domingo si, el domingo Rajoy si estaba satisfecho de ser el que está por encima de todos los funcionarios, el hombre del que dependen  todos los servicios del Estado. Parece como si en la sede presidencial se estuviera escribiendo un nuevo Código de Conducta que dice que Rajoy se apuntará a beneficio de inventario los aciertos de quienes tiene a su mando y eludirá dar la cara cuando hay que protagonizar los recortes. La primera aplicación de este Codicex Marianista es la foto del domingo a los dos días de la recuperación por la Policía de una joya histórico-artística del siglo XII. Se trata de estar a las maduras a poco que sea posible, porque Rajoy cree que en solo seis meses lleva ya demasiados días de estar a las duras. Aunque en este remedio parezca un poco descarado el oportunismo. No siempre los presidentes exhiben con tanto triunfalismo su condición de jefe máximo. Baste con recordar la notoria incomodidad de su predecesor popular en el cargo, José María Aznar, cuando la incisiva diputada Utxue Barcos le hizo reconocer, en comisión de investigación parlamentaria, que era él, como presidente del Gobierno, el responsable máximo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado o de los Servicios de Inteligencia aquel día terrible del  11 de Marzo de 2004.


Es verdad que el presidente lleva demasiado tiempo sufriendo la dureza del cargo en los peores tiempos de nuestra crisis económica. Pero no es precisamente de los líderes que den la cara. En los archivos de los medios de comunicación ingleses, portugueses o italianos están las imágenes de sus primeros ministros anunciando las medidas de sangre, sudor y lágrimas adoptadas por sus gobiernos ante la crisis económica de nunca acabar. Por contrate, nadie ha visto al presidente español en el Parlamento dando la cara y asumiendo "eso que llaman recortes", la nueva fórmula indirecta acuñada por el presidente para referirse a lo que, simplemente, son recortes. A diferencia del domingo en el pazo de Xelmírez, nadie le ha podido hacer a Rajoy la foto, o recoger las imágenes del momento de anunciar la subida del IRPF o del IBI, la congelación del sueldo a los funcionarios, los tijeretazos ministerio a ministerio, el medicamentazo, la reducción de las becas, el repago/copago, la amnistía fiscal... En estos casos Rajoy no quiso protagonizar fotos-oportunity, que para eso tiene ministros detrás de los que esconderse.


Pero tiene su ternura la foto de la catedral. Al fin y al cabo Rajoy estaba en su tierra y encima devolviendo una pieza de incalculable valor robada en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero. ¡Que es un no parar esto de enmendar los errores de Zapatero!, se lamentan en Moncloa. Y además Rajoy puede aún visitar a sus paisanos sin que se produzca demasiado escándalo y hay que aprovecharlo. No vaya a ser que a no mucho tardar se le venga encima la "maldición de Rodiezmo": cuando dejó Moncloa, el líder socialista que le precedió en la presidencia llevaba ya dos años sin poder acercarse a su terruño. 

Los suyos le habían declarado persona non grata en la fiesta más socialista y reivindicativa que se celebra anualmente en Castilla y León. Allí solía anuncia ZP las subidas de las pensiones cuando las había. ¡Que tiempos! Es conocido que, por el contrario, el líder popular es hombre precavido. ¿Quién le dice a Rajoy que de seguir "eso que llaman recortes" no sea precisamente el botafumeiro lo que accione en su honor el 'tiraboleiro mayor' cuando tenga de nuevo oportunidad de visitar la capital compostelana?


Mucho antes de que haya ocasión de contemplar esta estampa catedralicia habrá ocasión de comprobar si se aplica de nuevo el Códicex. El miércoles el presidente del Gobierno tiene oportunidad de debatir con todos los grupos políticos sobre la situación económica en el Congreso de los Diputados. Y está más que confirmado de que días antes, días después, vendrá la cuarta oleada de recortes de gasto y subidas de impuestos. ¿Dará la cara al presidente y asumirá en primera persona las duras medidas que está preparando o como, hasta ahora, serán sus ministros quienes se coman el marrón en la rueda de prensa tras un Consejo de Ministros? Yo apuesto por que...
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