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¿Que se jodan?

¿Que se jodan?

sábado 14 de julio de 2012, 12:25h
Vaya, Andrea; te niegas a disculparte. Dices que tu exabrupto no estaba dirigido a los parados; era la expresión de tu deseo para tus compañeros del hemiciclo de otro partido político, y eso, en tu opinión, justifica el vituperio. Pues no. Esa coz es indigna del lenguaje habitual en una persona a la que se le supone un cierto nivel de educación. Puede haber contextos muy concretos donde usarla sin remilgos, como en una cuadra, entre arrieros agotados, poceros enfangados en la mierda o la instrucción de un sargento chusquero. Tal vez hasta en un lupanar referida a cierto tipo de clientes. Pero no es muy estético, Andrea, sacarla del cuartel, muladar o del burdel, y elevarla a nivel parlamentario. Y si no es estética mucho menos es ética. Un adversario político no debería ser nunca un enemigo. Y el invocar la jodienda como el peor trato que se puede dar a quien se desprecia, o se odia, revela una triste historia íntima, algo, quizá, susceptible de un diagnóstico profesional adecuado, pero muy privado en cualquier caso, no algo que se deba airear en el Congreso. Y si tanto duele, desear eso al enemigo vencido por mayoría absoluta es de una innecesaria crueldad bárbara.

Pero a ti no te parece grave. Como no te lo parecerá tampoco la arenga del embajador español en Polonia, Francisco Fernández Fábregas jaleando la sodomización del gabacho como práctica diplomática. Y dice el representante español que no entiende por qué debe presentar la dimisión. Uno no sabe si es tonto o es que estamos tocando fondo en los modos y las formas, pero si sé que no quiero que me represente alguien así. Tanto por estética como por ética, Andrea.

Pero entiendo que si tu familia ha hecho de los billetes de lotería premiados una forma de vida no te sientas aludida por el concepto de ética. Ni por el de estética, siendo hija de alguien capaz de encargar una escultura de 24 metros de altura y 18 de diámetro por 300.000 euros salidos de las arcas públicas para pagar un bulto de cuatro caras, cuatro narices y cinco ojos con un avión que le sale de la cabeza. Habría que ver las figuritas de porcelana de las estanterías familiares para hacernos una idea de tu problemática infancia. Apelemos entonces a la inteligencia. La de los que pagáis al director del Aeropuerto de Castellón, Juan García Salas, 42.100 euros anuales de salario más un complemento específico de otros 42.100 euros. 84.200 euros para dirigir un aeropuerto sin tráfico aeronáutico, sin aviones, sin pasajeros ni mercancías. Sigamos apelando a tu inteligencia y sentido de la oportunidad política, ahora que acabas de apuntillar la imagen de un Partido Popular ya bastante desprestigiado por los recortes que los diputados populares habéis aplaudido con el mismo discernimiento del que hacen gala las focas cuando les tiran sardinas. Y casi con los mismos gritos. Sólo por eso, por el daño hecho a tu partido ya debería ser de manual, Andrea, que dimitieras de tu escaño y te retiraras de la política para ejercer de controladora aérea en el moderno aeropuerto de papá. Pero además negarse altaneramente a pedir disculpas cuando se mete la pata hasta el corvejón revela una soberbia de manual. Un endiosamiento propio de quien se ha criado entre lindas figuras de porcelana, despreciando a los pobres envidiosos de tus Lladró. Cuando uno, inadvertidamente, sin dolo, alevosía ni premeditación, pisa el pie de un compañero de viaje en el metro, se disculpa. Pedir perdón no es un acto de humillación. Es la aceptación de que somos humanos, y nos equivocamos. Como el Rey a la vuelta de Botswana. Y del Rey abajo nadie está exento de reconocer sus faltas. Otra cosa es, Andrea, que con tu boca imprudente y engreída incapacidad para disculparte seas indigna de representar a los españoles y un lastre para tu partido. Por decir "¡Que se jodan!" a tus colegas del Congreso, sí. No quiero ni pensar que se lo hubieras dicho a los parados.
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