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La Mano Negra

La Mano Negra

viernes 20 de julio de 2012, 12:07h
Hasta ahora, parece que nadie ha relacionado las potenciales privatizaciones de empresas públicas españolas con el comportamiento de los inversores, la escasa compra de deuda española, la subida de la prima de riesgo a pesar de los recortes, y las valoraciones  a la baja de lo español de agencias de calificación de riesgos como Standard & Poor's, Moody's  y Fitch, que en la práctica monopolizan el mercado. No pretendo, por supuesto, limitar a un único factor las múltiples variables que inciden sobre la valoración de la deuda española, pero sí señalar un hecho, inconsciente o, voluntariamente ignorado.

He mencionado, de pasada, este factor anteriormente. Las reacciones han ido desde la indiferencia condescendiente, a las acusaciones de decir tonterías y mentiras. Expongamos algunos datos y luego saquen ustedes sus propias conclusiones.

No es ningún secreto que Standard & Poor's y Moody's son propiedad, en un alto porcentaje de las mismas empresas dedicadas a la inversión; Capital Group (12.38%); State Street (3.36%); Vanguard Group (3.36%); BlackRock (3.28%) y T Rowe Price (5.95%). Moody's, además es también propiedad de Berkshire Hathaway Inc (12,47%), Capital Research Global Investors (que forma parte de Capital Group) (3,66%), Value Act Capital Managment (3,63%), Neuberguer Berman (2,86%) e Invesco Advisers (2,55%). Fitch, por su parte, es de la francesa Fimalac (60%), y de The Hearst Corporation (40%).

El Gobierno de Zapatero inició la privatización de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) y de Loterías y Apuestas del Estado (LAE). En el caso de Loterías se llegó a autorizar, con la oposición del Partido Popular, la salida a Bolsa del 30%, lo que habría convertido la operación en la mayor privatización de la historia de España. La oposición de Rajoy y los populares se puede resumir en que eso era "pan para hoy y hambre para mañana", es decir, el Estado dejaría de recaudar una cantidad anual fija a cambio de un determinado ingreso único. Sin embargo, el gobierno de Zapatero paralizó la operación; el mercado no estaba dispuesto a pagar el precio exigido por esa venta. Pero España era ya como un yonqui a quien se empezó a suministrar heroína casi gratis, hasta crear un adicto insaciable. Dinero para financiar de todo sin subir impuestos, ganando así las elecciones. Ahora, para nuevos chutes, es preciso vender los muebles, la cubertería y hasta el cobre de los enchufes. Y robar salarios y pensiones subiendo el IVA o birlando las pagas extra y los complementos.

Hoy es el gobierno de Rajoy, a la fuerza ahorcan, el que da un nuevo empuje al plan de privatizaciones, incluyendo a Renfe, AENA, Puertos del Estado, Paradores, Loterías y Apuestas del Estado (LAE), la Biblioteca Nacional, el Canal de Isabel II o Aguas de Barcelona. El plan incluye también la venta de las participaciones del Estado a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), en IAG (compañía resultante de la fusión de Iberia y British Airways), Ebro Foods o Red Eléctrica de España (REE), con un ingreso estimado de unos 35.000 millones de euros.

Expuesto así queda más claro el regateo propio de un zoco beduino oculto tras las bambalinas. Cuanto mayor sea la prima de riesgo, y por ende, las dificultades del Estado para financiarse, más aumenta la presión para malvender los bienes a menor precio; a los mismos inversores tan reacios hoy a comprar deuda española, los amos de quienes le ponen la nota.

¿Teoría conspiranoica? ¿Tonterías? Puede ser. Pero ese es otro factor más que explicaría porque la prima de riesgo sigue subiendo cuanto más se recortan los gastos del Estado. Y que por mucho que se recorten las dificultades de financiación externa seguirán ahogándonos hasta que no vendamos al precio que "ellos" digan. Evidentemente no hay pruebas de semejante contubernio, propio del capitalismo. Es legal, aunque paguen el pato pensionistas, funcionarios, asalariados, estudiantes  y parados para hacer a los ricos más ricos. En la famosa tragedia de Séneca, Medea, después de asesinar a sus hijos, dice: "Quid prodest scelus, is fecit", es decir: "Aquel a quien favorece el crimen es su autor"; el célebre móvil del crimen.
 
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