España no quiere pagar más rescates por cooperantes secuestrados
lunes 30 de julio de 2012, 10:58h
No
termina de entenderse la razón por la que el Gobierno evacuó el sábado
por sorpresa a todos los cooperantes españoles de la zona del norte
de África, por "indicios fundados" de que puedan sufrir un ataque terrorista. No es menos cierto que la expansión del radicalismo
islámico y de grupos terroristas en el norte de África se percibe desde hace varios
años, pero los acontecimientos de los últimos meses han agravado la situación. Y ésa podría ser la razón, junto con el temor
del Gobierno español de tener que afrontar costosos rescates de sus
cooperantes, en el caso de secuestro. Todavía es reciente la liberación de los
últimos secuestrados, y la obsesiva preocupación del Gobierno por no dar a
conocer el montante del rescate. El ministro Margallo se limitó a decir que se
había hecho lo que debía hacerse... Ahora confirma esta tesis el caso de Pepe Oropesa,
de 26 años, que es el único español que ha decidido quedarse en los campamentos
saharauis de Tinduf (Argelia) después de la evacuación urgente y sin aviso
previo. Oropesa, asume el riesgo, dice, porque es consecuente y llegó allí por
su cuenta: "Creo en lo que hago, siempre he pensado que si uno está en una
situación como ésta tiene que asumir su responsabilidad". Su apuesta por
quedarse no ha estado exenta de presiones: el Gobierno le ha exigido que firme
un documento en el que exime a las autoridades españolas de "toda
responsabilidad sobre eventuales daños" que puedan ocurrirle. La explicación
que le ofreció el Ejecutivo de lo que eso significa, según ha relatado El País,
suena incluso más contundente. "Me
advirtieron de que si me secuestran, España no pagará mi rescate", explica
desde Tinduf. Pepe no es exactamente un cooperante, porque no está asociado a
ninguna ONG, pero trabaja como voluntario para la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis.
Es periodista, de Sevilla, y en el campamento de Auserd, en el que se
encuentra, imparte clases de español y recoge testimonios para un documental
sobre las desapariciones forzosas en el conflicto saharaui.
La primera noticia de la evacuación la recibió el viernes al mediodía, a
escasos minutos de que los 15 cooperantes fueran trasladados a la base segura
de la Minurso
(Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental) en
Tinduf, para ser repatriados. Estuvo a punto de ni siquiera enterarse. "La AECID [La
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo] no sabía que
yo estaba aquí, porque no estoy censado como cooperante, y no tuvieron en
cuenta que en la zona había otros españoles". En la
primera llamada que recibió de la responsable de la AECID en los campamentos, a
la una de la tarde del viernes, ésta no le mencionó que había en marcha ya una
repatriación de españoles. Pero apenas veinte minutos después, recibió una
segunda llamada. "Entonces ella, exaltada, me explica que hay riesgo de
secuestro y que tengo que ir inmediatamente a Rabuni, donde ellos se
encuentran, y que no me mueva sin escolta porque puede haber un ataque". En
aquel momento, reconoce, se asustó. Pensó que algo grave tenía que haber pasado
para que el escenario cambiara radicalmente en sólo 20 minutos. La explicación que les ofreció la responsable de la AECID
a todos los cooperantes, ya en la base de la Minurso, tampoco fue mucho más
detallada. "Nos anunciaron que la decisión era del Gobierno, que existía un
riesgo de secuestro de ciudadanos europeos pero especialmente españoles, y que
en cuestión de horas saldríamos para Madrid". Y ahí comenzó su odisea para
quedarse, porque los responsables de la agencia trataron de ser muy
disuasorios. "Me lo pusieron muy mal. Me advirtieron de que si me quedaba, en
caso de secuestro o ataque estaría solo. Que España no haría nada por mí. Me
preocupé, sobre todo por mi familia". Le llegaron a pedir el teléfono de sus
familiares para, según cuenta, "decirles cuatro cosas". Pepe
acabó accediendo a firmar un documento en el que renuncia a la protección de
España. Se trata de una declaración, que reproduce El País, encabezada por sus
datos personales, en la que expresa que ha sido informado sobre "la existencia
de un riesgo alto contra la seguridad de los cooperantes españoles estacionados
en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf" y añade: "Asumo
personalmente todo riesgo implícito causado por mi permanencia en la zona y
descargo, por tanto, a las autoridades del Gobierno de España de toda
responsabilidad sobre los eventuales daños que puedan acontecer a mi persona
y/o bienes mientras la recomendación de evacuación no sea revocada por el Ministerio de
Asuntos Exteriores y Cooperación de España". Él
asegura que no tiene miedo, aunque sí "intranquilidad". Y que son los saharauis
los que más le han calmado y bromean con el asunto. Sus padres pusieron al
principio el grito en el cielo, aunque al final lo han aceptado. Y es hijo
único. "Yo me quedo aquí, pero no soy importante. Quien se queda aquí desde
hace 37 años es el pueblo saharaui".
Otra reacción que recoge este lunes la prensa española es la del
Ministerio de Exteriores argelino, que mostró su deseo de que la repatriación de
los cooperantes españoles que trabajaban en los campamentos saharahuis de
Tinduf, situado en el suroeste de Argelia, sea "momentánea". "Esperamos
que su repatriación sea momentánea ya que su presencia representa un gran consuelo para los refugiados saharauis obligados
a huir de la ocupación militar (marroquí)", explicó en un mensaje escrito
el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores argelino, Amar Velan, del que
se hace eco El Mundo. A título personal, el portavoz indicó que la repatriación
supone "de algún modo, una victoria para el grupo
terrorista" que secuestró el 22
de octubre de 2011 a los trabajadores humanitarios Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y
a la italiana Rossella Urru, liberados el
pasado 18 de julio. (Se supone que tras elpago de rescate por las autoridades
españolas...) Belani también quiso subrayar que los expatriados eran "ante todo, huéspedes distinguidos del
pueblo saharaui",
en referencia a que los campamentos de refugiados de Tinduf son administrados
por las autoridades saharauis a pesar de que se encuentran en territorio de
Argelia, principal valedor de la causa saharaui.
En cuanto a las explicaciones del Gobierno español han sido
escasas. El jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo,
explicó el sábado que la operación para repatriar a los cooperantes se llevaba
a cabo debido a la existencia de "indicios fundados" de posibles actuaciones contra ellos de grupos terrorista del
norte de Mali. Margallo también advirtió de la posibilidad de que Mali se convierta en un
nuevo Afganistán en el que los terroristas
campen a sus anchas. También recordó que la Unión Africana y la Comunidad
Económica de Estados de África Occidental han solicitado al Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas una resolución que dé cobertura a una futura
operación militar en Mali, no sólo para respaldar a las instituciones de
transición en Bamako, sino también para hacer frente a los grupos terroristas
que se han adueñado del norte del país. El norte de Mali está controlado por el
grupo radical islámico tuareg Ansar al Din, que aboga por una aplicación
rigorista de la ley islámica. Esta agrupación se impuso, en el autodenominado
estado de Azawad, a otro grupo tuareg de ideología más laica, el Movimiento
Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), gracias al apoyo del Movimiento
Monoteismo y Yihad en África Occidental (MYAO), el responsable del secuestro de
los dos cooperantes españoles en octubre. El grupo terrorista Al Qaeda en el
Magreb Islámico también opera en este vasto territorio maliense de 850.000 kilómetros
cuadrados. Ante esta situación, el ministro español afirmó que España apoya los
esfuerzos africanos, incluido el despliegue de una fuerza militar, y que está
dispuesta a estudiar con sus aliados europeos cómo prestar apoyo a dicha
misión. Asimismo, dijo que será importante contar con el apoyo de países
vecinos con los que se mantienen estrechas relaciones, singularmente Argelia,
Mauritania y Níger. Sobre la situación en el norte de Mali, fronterizo con
Argel, el portavoz del ministerio de Exteriores argelino, aseguró que
"Argelia considera que antes de evocar o considerar la opción militar, conviene agotar todas las vías de diálogo político". Belani insistió, además, en la
necesidad de alcanzar "una solución pacífica y negociada, entre un
gobierno inclusivo, consensuado y amplio y todos aquellos que rechazan y se
desmarcan del terrorismo y de sus socios del crimen organizado internacional, y
que abandonan sus reivindicaciones separatistas y aceptan claramente no poner
en riesgo la integridad territorial y la unidad de Mali". Dice El Mundo
que, con estas palabras, el portavoz quería matizar las diferencias entre los distintos grupos que operan en
el Mali septentrional. Desde los terroristas, como Al Qaeda o
MYAO, pasando por los radicales islámicos como Ansar al Din, hasta los rebeldes
independentistas del MNLA.
La atención de los medios españoles ala noticia de la evacuación
de cooperantes ha sido escasa. El País destaca la revelación del cooperante que
prefirió quedarse en Tinduf: "El Gobierno me dijo, si te secuestran no
pagamos". Y cuenta que las ONG y el Polisario achacan la repatriación a
intereses políticos. Asegura El Mundo que España estudia enviar tropas a Mali
para luchar contra el terrorismo, y que aumenta la preocupación por la
expansión de grupos terroristas al norte de Africa. En ABC se recoge el
malestar causado por la repatriación de cooperantes en el Sahara. La Vanguardia
refleja el temor en EEUU a la presencia de elementos de Al Qaeda en Siria.
También La Razón especula con la posibilidad de que Siria se convierta en un
nuevo Afganistán. Y en La Gaceta se destaca la crítica de la decisión de
Exteriores por los cooperantes evacuados, y que las ONG exigen aclaraciones.