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Los mercados, y Rajoy, defraudados por Draghi

Los mercados, y Rajoy, defraudados por Draghi

viernes 03 de agosto de 2012, 10:19h
Como era previsible, la presión para que España pida el rescate total ha vuelto este viernes a los mercados después del fiasco de la intervención, en la tarde del jueves, del presidente del Banco Central Europeo, en la que Mario Dragui condicionó la compra de deuda a que Mariano Rajoy pida una nueva ayuda económica al fondo creado para apoyar a los países en riesgo. Este viernes, la prima de riesgo abría al alza y volvía a tocar los 600 puntos, tras el fuerte repunte de la jornada anterior, cuando el diferencial de lo que España paga por colocar su deuda frente a lo que le cuesta a Alemania se disparó casi cien puntos y la Bolsa se hundió un 5%. De este modo, la rentabilidad del bono a 10 años sigue por encima del 7%.

Como interpreta La Vanguardia, Mario Draghi, el presidente del BCE, chocó ayer en Frankfurt contra el nuevo muro de Berlín. El italiano se quedó sin poder anunciar la "suficiente" respuesta que con tanta repercusión sísmica había evocado una semana antes para aplacar la crisis del euro. Tuvo que consolarse con anunciar para septiembre hipotéticas compras, condicionadas por el rechazo de Alemania, de bonos de España e Italia, con la esperanza de que esa difusa promesa tranquilice a los mercados. Y a cambio de tan tímido anuncio, Draghi acababa pidiendo a los gobiernos de España e Italia, a los que busca ayudar con su propuesta de compra de deuda, que soliciten ayuda al Fondo Europeo de estabilidad, un rescate camuflado, bajo "estricta condicionalidad". Y aún en ese caso, aclaró Draghi, habría que convencer al Bundesbank, el banco central alemán, para que aceptara, en ese nuevo escenario, que el BCE comprase bonos de deuda en el mercado. En resumen, lo que acordó el consejo del BCE es una "orientación. El comité de política monetaria, el de riesgo y el de mercados, trabajarán sobre esta orientación y entonces tomaremos una decisión final". Insostenible para España e Italia. Con ese deplorable panorama, presionados hacia el rescate, chocaron los jefes de Gobierno de España e Italia, Mariano Rajoy y Mario Monti, en una conferencia de prensa programada desde días antes, cuando las cosas parecían pintar mejor. El italiano, desfondado, tras una gira por media Europa en busca de apoyos que ayer no se materializaron, y sometido a un enorme desgaste interno; condenado a volver a Roma de vacío pese a contar con un compatriota al frente del BCE. Rajoy, también tocado, e inconcreto y evasivo en sus respuestas. Ambos echaron mano de las buenas maneras y formas consolándose con que Draghi había anunciado que sí habría compras de deuda, obviando tanta la condicionalidad como que el BCE deberá volver a discutir el asunto en septiembre.

Los diarios de este viernes se centran, prácticamente todos ellos, en relatar esa rueda de prensa de Monti y Rajoy mientras los mercados se hundían por causa de las nuevas excusas de un Draghi entregado a las tesis de Merkel, Schäuble, y su presidente del Bundesbank. Monti respondió con un débil "no sé si se pedirá (la ayuda), habrá que ver las modalidades", a la pregunta de si se planteaba solicitar el rescate. Y Rajoy, como viene siendo habitual en él, evitó responder a los periodistas que, en varias ocasiones, le preguntaban sobre el asunto. El BCE empuja a España a otro rescate. Draghi condiciona la compra de deuda a que los estados con dificultades pidan primero auxilio al fondo europeo. Rajoy evita pronunciarse sobre si solicitará ayudas de nuevo, cuenta El País en sus grandes titulares de portada. Los de El Mundo aseguran que Draghi cede ante Alemania y hunde a España e Italia. Da un paso atrás, pero anuncia que el BCE intervendrá cuando Rajoy y Monti pidan al fondo de rescate que compre deuda bajo estricta condicionalidad. ABC es menos diplomático: Draghi se arruga. El Presidente del BCE hunde la bolsa y dispara la prima de riesgo al condicionar la compra de deuda a que los países afectados reclamen ayuda. Rajoy y Monti no entran al trapo del BCE de pedir rescate. La Vanguardia habla de "jarro de agua fría":

El BCE  aplaza intervenir en el mercado por la cerrada oposición de Alemania. Dragi descarta comprar bonos de Espña e Italia si primero no piden el rescate. Monti no descártale rescate y Rajoy evita pronunciarse.  El Periódico de Cataluña: Draghi enfría la ayuda a la deuda española. La Razón se inventa un término nuevo para referirse a la escasa simpatía que ahora suscita el presidente del BCE: Draghifobia. Los mercados se hunden tras la decepción por la falta de medidas del presidente del BCE. La presión de Alemania se impone y sólo se comprará deuda si lo piden los países. Rajoy y Monti confían en que habrá medidas no convencionales para evitar el fondo de rescate. La Voz de Galicia insiste: El BCE sólo auxiliará a España si pide el rescate. Rajoy elude concretar si la solicitará y dice que se limitará a seguir con su programa de recortes para cumplir los objetivos sobre el déficit. La gaceta es más interpretativo: Merkel usa a Draghi para castigar a Rajoy por no reformar la estructura del Estado. El BCE no compra deuda española pero al presidente español le parece positivo... Y en El Economista: El BCE se dispone a comprar deuda española pero exige el rescate. Draghi dice estar dispuesto a tomas medidas no convencionales de acuerdo con lo que sea necesario.

Y en la mayor parte de los diarios se comenta, a continuación que Draghi ha defraudado profundamente, y que Rajoy estuvo lejos de resultar claro en su juicio sobre el comportamiento de Draghi.  Algún diario recuerda que cuando el BCE aprobó su primer programa de compra de bonos de España e Italia, y envió sendas cartas a los entonces jefes de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Silvio Berlusconi, hace justo un año, el 5 de agosto del 2011, la prima de riesgo de la deuda española era de 369 puntos. Este jueves se volvió a asomar peligrosamente al abismo de los 600. La debacle en los mercados fue estrepitosa, después de que Alemania y Draghi no cambiaran de posición pese al optimismo con el que algunos habían recibido los silencios de Angela Merkel y las paternalistas declaraciones de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, encomiando las reformas de los atribulados socios del sur. Parece claro que Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, el banco central alemán, emergió victorioso sobre Draghi. Draghi contaba con la esperanza de italianos, españoles y franceses. Más el apoyo de Timothy Geithner, el secretario del Tesoro de EE.UU. que, pese a su buena voluntad "no entiende mucho lo que pasa en la eurozona", como sostiene una fuente informada sobre el contenido del reciente periplo del estadounidense por Berlín, Frankfurt y París. Draghi ensayó un movimiento conciliador no proponiendo abiertamente la compra inmediata de deuda y condicionándola al rescate previo. Al final, se acordó estudiarlo todo, pero sin ningún compromiso, lo que no evitó que Weidmann expresara su reserva, como reconoció el propio Draghi.

Observa El País que la resistencia de Rajoy, el principal valor que destacan todos sus fieles, empezó a quebrarse este jueves con la nueva jornada desastrosa en los mercados, esta vez muy inesperada, después de que el BCE defraudara de nuevo las expectativas del Ejecutivo español. Rajoy, que tardó meses en ceder al rescate bancario, lleva ahora semanas resistiéndose a pedir al fondo de rescate que compre deuda española para bajar la prima de riesgo. Pero esa resistencia ya no parece tan feroz. Su Gobierno ha insistido en que no va a pedir al fondo que compre deuda, lo que implicaría un nuevo rescate suave y nuevas condiciones. Un desastre político para Rajoy y económico para España, según la interpretación del propio Ejecutivo, que teme que entre esas nuevas condiciones estuviera una rebaja de las pensiones. Por eso se resiste. Pero este jueves el presidente, preguntado hasta en tres ocasiones en la rueda de prensa conjunta que ofreció con el primer ministro italiano, Mario Monti, rechazó responder, una prueba evidente de que ya no quiere comprometerse a nada. Lejos queda la posición oficial: La semana pasada, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, fue tajante: España no pedirá esa compra de bonos. Rajoy no quiso ir tan lejos. No contestó. Cuando se le repreguntó si va a pedir la ayuda o no, dijo "ya le he respondido con meridiana claridad".

Tan evidente era que no lo había hecho, que se escucharon algunas risas y rumores en la sala prensa. Rajoy deja todo abierto. "No voy a hacer cosas distintas, no voy a cambiar de opinión", fue lo más parecido a una respuesta a la cuestión. Parece que no quiere que le suceda como hace un par de meses. Entonces fue tajante: "No va a haber un rescate a los bancos españoles". Dos semanas después se veía obligado a pedirlo, un golpe muy duro para su imagen y para la confianza en la economía española. Insiste El País que señalar que el presidente parece cada vez más acorralado. Rajoy se resistió hasta que no pudo más al rescate bancario, a la subida del IVA, a los recortes más duros en sanidad y educación, a casi todas las decisiones clave que ha tomado en los últimos meses, que siempre han llegado a rastras, por presiones de la UE y los mercados. Y ahora, de nuevo, parece que los mercados y el BCE le indican un camino que no quiere tomar. Su comparecencia, lejos de despejar dudas, las dejó todas abiertas, mostrando un estado de ánimo del presidente que muchos de los suyos resumen como de enorme frustración e impotencia porque nada, ni siquiera los durísimos recortes y subidas de impuestos que le están alejando de su electorado, parece servir para revertir la situación.

Es decir, no sólo los mercados: también Rajoy aparece "en fase de desplome progresivo"...
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