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Guindos ataca y Rajoy templa

domingo 19 de agosto de 2012, 15:14h
Mariano Rajoy ultima en Doñana el verdadero rescate de España. Allí está más tranquilo que en Sanxenxo, donde le andaban buscando los afectados de las preferentes y donde ya tuvo tiempo suficiente para saludar a la familia y a los amigos, los de verdad, que son pocos, y los de la política, que en Galicia andan un tanto alborotados pensando en sus elecciones autonómicas. Pero Rajoy, que es precavido y astuto, ha echado a Guindos por delante, que es más osado y habla inglés. Tan sagaz y cauto es Rajoy que, yendo por delante, da la impresión de que quien lo hace es el audaz Guindos. También es astuto Rajoy porque, a pesar de llevar malas cartas, es hábil para evitar el engaño y meter baza. Guindos, por el contrario, va de cara, sin reparar mucho en los valores de su presidente, de modo que un día dice una cosa y al siguiente la contraria, creyendo que no pasa nada, pero pasa: el ministro está cada vez más desgastado y a Rajoy le costará poco poner ahí a otro Guindos. Por algo se ha reservado para él la presidencia de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, lo que convierte a Guindos en ayudante.


Podemos seguir a Guindos, en las últimas horas muy activo hablando de calendarios y del papel del BCE, pero no perder de vista las palabras de Rajoy a primeros de agosto: "Quiero conocer -dijo- las medidas no convencionales que tomará el BCE, qué significan, qué pretenden y si son adecuadas. Entonces, a la vista de las circunstancias, tomaremos una u otra decisión". La petición de activar el mecanismo europeo para comprar deuda pública española parece ya inevitable, pero lo que es evitable es pagar lo que no está en los escritos. Rajoy lleva varias piedras en su zapato y eso es siempre molesto, y más todavía cuando el zapato de por sí ya es malo. Una de esas piedras que le aprieta es la devolución de vencimientos por valor de casi 30.000 millones en unas diez semanas, aproximadamente.


Es lógico que Rajoy se plantee como reto un rescate razonable, sabedor de que tampoco tiene otra alternativa, salvo la de irse del euro, que a día de hoy cuenta poco. Hay prisa por frenar la sangría que supone la prima de riesgo en el pago de intereses pero al mismo tiempo se sabe que esto va para largo. Volver a la normalidad consumirá años, probablemente unos cinco, por lo que hasta el 2015 o 2016 no se alcanzará un nivel normal de endeudamiento, con la repercusión negativa que eso tiene en términos de inversión y de crecimiento; léase empleo. En resumidas cuentas, antes de volver a invertir habrá que pagar lo mucho que se debe, no solo por parte del Estado, sino, sobre todo, del sector privado. 
@J_L_Gomez

José Luis Gómez

Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.

Twitter: @J_L_Gomez

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