martes 21 de agosto de 2012, 16:20h
Aunque "El Guerra" sostenía que "hay gente pá
tó", ¿de verdad puede haber alguien que crea que la comisión de los ERES
que ha comenzado en el parlamento andaluz sirva para algo? Los que
deberían estar especialmente vigilantes son los miembros del PP que han
peleado esta comisión que amenaza con aclarar poco. El primer
compareciente, Ramón Díaz, llegó, se sentó, leyó un papelito y se marchó
porque su abogado le recomienda no responder a preguntas. Si la tónica
va a ser la de Díaz que afirma haber actuado "bajo el paraguas de la
legalidad" pero ni siquiera admite que le pregunten si el paraguas era
made in China, o made in Tarrasa, vamos apañados.
La comisión se solicita para saber si la corrupción entorno al
Gobierno andaluz fue una forma de clientelismo para ayudar a amiguetes y
repartir fondos públicos entre los conocidos. La comisión sería útil en
tanto fuera capaz de demostrar hasta dónde pueden estar implicados
Chaves y Griñán en todo este turbio asunto, y hasta dónde llegaba su
grado de conocimiento. Pero mucho me temo que una vez abierto el
paraguas por el antiguo asesor de la Consejería de Empleo, Ramón Díaz,
nos vamos a quedar con las ganas.
Lo previsible es que jornada a jornada se vaya llenando de gente
el paraguas y todos con la cabeza a cubierto por si algo de lo que
pudieran decir activara las antenitas de la jueza Alaya siempre al
quite. Desengañémonos: la comisión de los ERE de Andalucía sirve para
poco, el paseíllo a la entrada de la sala es parecido al del juicio
Malaya pero sin chanclas, aquí la gente lleva traje y corbata porque por
supuesto que estamos "entre caballeros". Otra cosa es que podamos sacar
algo en claro de un asunto color caramelo oscuro y que se pega en los
dientes de los que iban a declarar dejándoles mudos hasta que les trae
el bedel un vaso de agua, por supuesto el bedel con guante blanco porque
se trata, repito, de "caballeros".
Lo tiene muy difícil el PP porque en esta comisión tenía que
demostrar las conexiones de las sociedades turbias con los consejeros de
la Junta, y si no lo consigue entonces habrá hecho un ridículo
espantoso, seguro que habrá alguien que ya se encargará de pasar el
marrón a la época de Arenas.
De momento en esta Comisión Imposible sólo sacamos las lustrosas
corbatas de los comparecientes, las ganas de preguntar de los diputados y
la prisa que tienen algunos por cumplir con la llamada del Parlamento
pero enseguida se acuerdan de que han dejado el coche en doble fila y se
marchan corriendo a Santa Justa, (curioso el nombre de la estación
sevillana).