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Decíamos ayer

Decíamos ayer

lunes 03 de septiembre de 2012, 16:04h
Hace años leí una anécdota protagonizada por Lawrence Durrell el inolvidable autor de "El Cuarteto de Alejandría". Durrell vivió una larga temporada en Grecia y, según cuentan, al regresar a Londres después de una larga estancia en las islas al leer el "Times" comentó con ironía que las cosas seguían como él las había dejado, puesto que en la portada del Times los temas destacados eran prácticamente los mismos que los que había leído antes de emprender su periplo griego.

   Me he acordado de esta anécdota porque al regresar yo de vacaciones y empaparme de la actualidad leyendo los periódicos he comprobado que, por desgracia, los titulares continúan siendo más o menos los mismos: la prima de riesgo, el empecinamiento del Bundesnank alemán de que no se dé ni un solo euro a las cada vez más deprimidas economías del sur, los recortes presupuestarios en educación, sanidad y otros servicios públicos, la subida del IVA, las matanzas en Siria, las elecciones autonómicas, las norteamericanas, etc, etc, etc. O sea que seguimos como estábamos antes de la tregua de agosto.

   No es que pensara que al regresar las cosas iban a ser muy diferentes, pero les confieso que como procuro ser optimista siempre me queda la esperanza de que algo cambie a mejor pero desgraciadamente no ha sido así. Por lo pronto un septiembre más se nos anuncia un "otoño caliente" y con razón. Las medidas que viene adoptando el Gobierno Rajoy están ahogando a las clases medias que están empezando a dejar de serlo para empobrecerse paulatinamente. Amen de que el paro aumenta porque la cacareada reforma laboral está sirviendo para que poner a la gente en la calle.

   Dicen las crónicas que el presidente Rajoy está desbordado y no me extraña. Mariano Rajoy está cumpliendo al dedillo todo lo que exige Bruselas y sobre todo Alemania. No hay reforma ni recorte que haya puesto en marcha que no haya sido a petición de la señora Merkel, y de los burócratas de Bruselas. Pero el problema es que esas recetas no están sirviendo para nada. Bueno sí, sí están sirviendo para empobrecernos, para que aumente el paro, para que se nos recorte nuestro Estado del bienestar, para que los trabajadores pierdan derechos. Son medidas que lo que están provocando es que vayamos a peor por más que nuestro presidente, sin duda de buena fe, crea lo contrario.

   De manera que hoy toca decir y escribir lo mismo que decía y escribía antes de irme de vacaciones: vamos por el camino equivocado. Lo malo es que no será Rajoy el que le ponga el cascabel al gato, es decir el que le diga a Angela Merkel y a los orgullosos y soberbios países del norte que hasta aquí hemos llegado.
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