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Esta vez porque sí

Esta vez porque sí

viernes 14 de septiembre de 2012, 18:53h
Los que tenemos ya más pasado que futuro y vivimos muchos años bajo la dictadura franquista recordamos la formidable maquinaria del régimen para convertir hasta lo más anecdótico en una celebración que pusiera de manifiesto la famosa "unidad de los pueblos y tierras de España" entorno, naturalmente, a la figura de Franco. Cualquier motivo era bueno siempre que las consecuencias fueran el apiñamiento de las gentes, el todos a una, para mostrar al mundo que los españoles estaban encantados con aquella España y aquel sistema.   

Entonces se celebraban las derrotas, los portazos de la OTAN, las condenas en la ONU, hasta aquel primer bloqueo internacional del que solo se desmarco otro dictador populista, el general Perón que nos mando trigo y a su señora, "la perona", como la llamaban por aquí,  que nos hizo muchas caridades. El régimen entendió desde el principio que nada unía más a la gente que el enemigo exterior y que el victimismo orgulloso diluía incluso la terrible realidad de las cartillas de racionamiento. Por entonces se acudía a dar vivas a una  España víctima del contubernio internacional a la Plaza de Oriente aunque luego tuviera uno que comer de la precaria caridad del Estado en los famosos locales del Auxilio Social.

   Funcionaba. Siempre ha funcionado Fuenteovejuna y no conviene despreciar ahora a aquel pueblo hambriento primero y años después a bordo del 600 que se congregaba mayoritariamente -ya sé que esto no gusta ni recordarlo ni reconocerlo, pero era así- en torno a una idea difusa que mezclaba todos los ingredientes necesarios: un poquito de salvaguarda de Occidente que era de mucha vanidad, otro poquito de ser mas católicos que el mismísimo Papa que vive en Roma, lo de la Madre Patria, el anticomunismo que nos hacía muy de bases USA, y, ya puesto, la manipulación de Historia que nunca fue del todo cierta, que rozaba el mito y que en ocasiones llegaba descaradamente a la mentira.

   Eran otros tiempos y los medios de comunicación estaban, naturalmente, al servicio del Régimen que los vigilaba y los pagaba y todos a una apoyaban y encendían -porque no podía ser de otra manera- aquellos sentimientos infinitamente más fervorosos que racionales.

El colmo de aquellas manifestaciones llegó, no recuerdo que año, después de haber celebrado por todo lo alto los "25 años de paz", paz sin libertad, claro, pero aquello era una minucia. El colmo, digo, fue una magna manifestación que se hizo bajo el convincente eslogan que rezaba: "Esta vez porque sí". Y la Plaza de Oriente volvió a llenarse de orgullo patrio sin motivo aparente, porque si, con un par, para que vean en Europa lo que somos, en esa Europa en la que no encajamos y que nos rechaza. Al final el "porque sí" termina siendo una razón cuando las otras hacen aguas. Pues eso.
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