No estamos para couché

La verdad es que las niñas son una monada. ¡Están para comérselas!, que diría mi madre que en paz descanse. Y ella está guapa a rabiar. Y bueno él es que tiene pinta de buen tío, tímido sí, un poco parado, pero buena gente, que eso es lo importante.

La fotógrafa Cristina García Rodero ha realizado un trabajo espléndido convertido en fantástico publirreportaje monárquico gratis total gracias a las nuevas tecnologías: una vez colgado en la remodelada web de Zarzuela ha servido para que la principesca familia feliz aparezca en las portadas de todos los periódicos y en la home de todos los digitales.

No son nuevas en las casas reales europeas las imágenes de infantes e infantas rubios de camomila, princesas en egregios posados pensados, a medias para la portada de Vogue o Vanityy Fear, a medias para los retratos al óleo de los pintores de cámara. Y no faltan nunca príncipes sonrientes en plan padrazo y amante esposo. Las revistas de papel couché están llenas de tanta regia felicidad. En este caso no deja de ser una ofensiva de comunicación, en toda la regla,  de la Casa Real para tapar las sonoras meteduras de pata cinegéticas del Rey y los supuestos pillajes de Urdangarín, uno de los miembros de la privilegiada familia. Se ha escogido estratégicamente el cuarenta cumpleaños de la princesa Letizia para potenciar lo más presentable de la institución y mirar más hacia el futuro que al presente, en una línea iniciada hace unos días con la imagen principal de la home de Zarzuela, destacando la foto del Rey con el príncipe y su hija Leonor. Tres generaciones juntas como garantía de continuidad de los Borbones.

La cuestión es si es o no oportuna esa exhibición pública de felicidad familiar con la que está cayendo. Los Borbón-Ortiz son una de las pocas entre las 2,6 millones familias de funcionarios que sonríen abiertamente a la vida pese a sufrir el tijeretazo de un 7,1 por 100 de su sueldo. Porque la mayoría de ellas no llegará jamás  ni a la tercera parte de  los 141.376 euros anuales que se ingresa cada año el cabeza de la familia que ocupa el segundo Palacio del complejo de la Zarzuela.

La biografía actualizada de la princesa Letizia explica con detalle el interés de la princesa por la educación y la sanidad. Los cambios realizados en ese texto coincidían con la marea de camisetas verdes y blancas con las que vestían las oleadas de enseñantes y sanitarios que abarrotaron el sábado por la mañana el centro de Madrid en protesta por los recortes que sufren los ciudadanos en los servicios públicos con pancartas como "!Hartos!" o "Crisis ¿atraco?".

Ese mundo principesco y casi idílico de sonrisas y felicidad familiar ha irrumpido en los medios de comunicación justo cuando se inicia el otoño más caliente y más difícil que inicia el país en muchas décadas, cuando la inmensa mayoría de las familias que no viven en palacios  lo están pasando cada vez peor. El lunes 17 de septiembre los trabajadores de Renfe -cercanías, AVE, media y larga distancia- y los del metro de Madrid y Barcelona hacen huelga. Y los demás trabajadores  que deben desplazarse utilizando estos medios de transporte las pasarán canutas para acudir a las empresas en las que se gana la vida. Es solo el principio. Los recortes salariales y los menores presupuestos para que funcionen los servicios y la asistencia pública auguran más paros, manifestaciones, protestas y huelgas. Quizás otra convocatoria de paro general para todo el país.

Demasiado contraste entre la felicidad palaciega y el sufrimiento en las casas de los ciudadanos de a pie. No parece el momento  mejor para los publirreportajes de la Familia Real. La discreción hubiera sido más prudente, que vendrán mejores tiempos para las sonrisas principescas. El couché electrónico puede convertirse en una provocación. Así estamos...