Quimera rima con 'senyera'
miércoles 19 de septiembre de 2012, 17:16h
Dice el artículo 64.2 de la Constitución que
de los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden.
Visto el revuelo que ha provocada una carta de don Juan Carlos publicada
en la página web de la Casa Real y conocido que antes de colgarla fue
puesta en conocimiento del presidente del Gobierno -a quien le pareció
bien-, queda poco margen para escandalizarse a la manera como lo han
hecho algunos dirigentes nacionalistas catalanes y vascos. Invitar como
hace el Rey a "no alentar las disensiones, ni perseguir quimeras,
ahondar en heridas o escudriñar en las esencias", parece un mensaje muy
puesto en razón. No cita a nadie en particular, pero está claro que en
este caso "quimera" rima con "senyera", la cuatribarrada bandera
catalana que en su versión "estelada" portaban las miles de personas que
el pasado día 11 de Septiembre inundaron el centro de Barcelona
reclamando la independencia de Cataluña.
La novedad de la "Diada" de este año es que eran los dirigentes de
CIU, la coalición que gobierna en la "Generalitat", quienes iban en
cabeza de la manifestación. De ahí que se hayan sentido aludidos por lo
que dice el Rey en su carta. Está bien el acuse de recibo del mensaje.
Está bien porque son muchos los ciudadanos españoles que empiezan a
estar hartos de la dialéctica asimétrica en la que tan expertos se han
revelado siempre los dirigentes nacionalistas. Les parece correcto
despotricar contra la "España que les oprime", pero tienen la piel de
cristal cuando alguien refuta sus argumentos recordándoles la
Constitución. Recordar, como hace el Rey, que la unidad es esencial para
preservar la prosperidad de los españoles y, más en estos momentos de
crisis económica y social, es algo más que una obviedad: es una llamada a
la sensatez y la responsabilidad de los políticos.
La Constitución, que fue aprobada por amplia mayoría, también en
Cataluña, nos ampara y obliga a todos por igual. También al Rey.
Recordemos que, según el artículo 56, es el "Jefe del Estado, símbolo de
su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de
las instituciones". Pues en eso está, según se desprende de su carta.