Leyes y razones

En un ambiente enrarecido por su deriva independentista, el presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas, va a ser recibido hoy jueves en el palacio de la Moncloa, por el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy. Recalco la institucionalidad porque en un estado de derecho que se rige por leyes que definen la convivencia entre todos sus ciudadanos es imprescindible que se preserve la legalidad y que no se manejen las circunstancias según la conveniencia de cada uno. Es muy positiva la reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas. Nada mejor que aclarar las cosas cara a cara, sobre todo que cuando el Gobierno esgrime la Constitución y las leyes para afrontar las demandas independentistas, no tenga cabida la manipulación del señor Mas de que hay que tener más en cuenta el sentir popular que las leyes. Se apropia el señor Mas de la voluntad de muchos millones de catalanes que no fueron a la famosa manifestación de la Diada, pretende hacer política de pancarta por el interés de desviar la atención de lo realmente importante para los catalanes: el paro, los recortes en la sanidad y la necesidad de echar mano del resto de España para pagar sus nóminas.

Con toda la calma y la educación del mundo hay que decirle que las leyes son para todos en todo momento, La ilusión de la independencia es una chispa fácil de prender pero la cruda realidad y la legalidad democrática deben poner a cada uno en su sitio. Lo malo es el daño que nos hace a todos esta pirueta política de Artur Mas, en estos momentos en los que dependemos tanto de la ayuda europea. El rey Juan Carlos ha asumido su responsabilidad reclamando la unidad de España con un comunicado claro, directo y con argumentos de peso que deben hacer reflexionar a los políticos catalanes empeñados en su huida hacia ninguna parte para tapar su desastrosa gestión de estos años y a los ciudadanos que se ven tentados por una chispa fácil de prender pero sin fundamentos ni políticos, ni jurídicos, ni históricos y que la realidad de las cuentas desnuda con toda nitidez y la legalidad democrática colocará en su sitio. Por cierto, sin la Constitución no existiría la comunidad autónoma de Cataluña.