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Sí, pero no ahora

Sí, pero no ahora

viernes 21 de septiembre de 2012, 16:21h
Siempre resulta complicado entender cualquier sociedad organizada y muy especialmente no sólo este país sino, en general, casi todos los del Mediterráneo porque, seguramente, el calvinismo ha hecho a los del Norte más aburridos, desde luego, pero como más sensatos.

   Es que recuerdo lo que escribía sobre Grecia en sus duros momentos y ahora el fenómeno se repite en España y desde la serenidad -tal vez la serenidad no sea otra cosa que la resignación bien vestida- no termino de entender casi nada y por qué instituciones que se suponen sensatas y favorables a los ciudadanos se empeñan en complicar aun más la cosas de lo que ya están.

   Cuando el país está a punto de quebrar y se la juega cada hora en una negociación más o menos discreta con la UE para tratar de sobrevivir con un sacrificio menor para todos, llega Mas y organiza la de Dios es Cristo con un proyecto secesionista y provocador hasta en los detalles mínimos: poner sólo las banderas de Cataluña y Europa como fondo de su comparecencia tras el encuentro con Rajoy. Lo de las banderas no es algo que me preocupe mucho, pero la provocación, la amenaza, el chantaje, en definitiva, no lo termino de entender cuando cuarenta millones de españoles -y buen parte de Europa- se están jugando nada menos que el estado del bienestar. Decía sabiamente el Ecclesiastés que hay un tiempo para cada cosa. ¿Es este el momento para poner sobre la mesa algo que no sea salir todos de la crisis?

Pues a Mas no parece preocuparle mucho nada de esto; se ha lanzado a una aventura que -yo creo- ni los propios catalanes no radicales pueden comprenden muy bien: primero salvemos el negocio o los muebles al menos y luego, en todo caso, hablamos de secesión. No sé, es posible que el presidente de la Generalidad haya creído que la vieja técnica de atacar cuando el adversario -no quiero hablar de enemigo- está metido en otra guerra mucho más gorda, puede dar resultados, pero me temo que lo que va a conseguir con nuevas elecciones no le va a resultar muy beneficioso. Él sabrá.

   Y hablo de Mas pero se podría hacer una larga lista de cosas que, insisto, desde un cierto eclecticismo necesario como nunca, no tienen mucho sentido: esa procesión de huelgas, paros, manifestaciones y palos en las ruedas que al final no son la ruedas de un Gobierno sino las ruedas de país. Naturalmente que tienen derecho a todo eso y naturalmente que me sumaría con gusto a muchas de esas reivindicaciones, pero no ahora. Y este es el concepto clave, la frase que todos deberíamos entender: sí, pero no ahora.

No ahora por dos motivos fundamentales: el primero porque ahora nos estamos jugando en Europa -y con Europa- nuestro presente y nuestro futuro como pueblo y, en segundo lugar, porque por muchas manifestaciones paros y huelgas, no hay dinero. Y esa es una realidad que todos sabemos; se puede estar o no de acuerdo con la política de Rajoy, pero todos creo que coincidimos en que la situación es límite.

Ya sé que es inútil proponer un escenario ideal, pero si el Gobierno se entendiera mejor y hablara más con el PSOE, si la oposición fuera más flexible con el Gobierno, si los sindicatos aceptaran su responsabilidad en lugar de calentar la calle y si las autonomías de verdad contribuyeran por su bien y por el de todo el país a salir del tremendo agujero en el que estamos, seguramente más pronto que tarde llegaría el tiempo para las dialécticas, las reivindicaciones y todo lo que es bueno y deseable en una democracia que no agoniza como está agonizando la nuestra. 
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