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"La reducción del gasto público debería ser la meta de quienes dicen querer reducir la carga de los impuestos"

El gasto siempre se paga

El gasto siempre se paga

lunes 01 de octubre de 2012, 20:13h
En el periódico El País, encuentro un articulo "El gasto siempre se paga" de mi amigo liberal Pedro Schwartz del  15 ene 1996, que me ha hecho gracia, por que han pasado dieciséis años y  porque hasta el 3 de Marzo fecha de las elecciones generales que ganó Jose  Maria Aznar, gobernando aun Felipe Gonzalez, del que reproduzco los párrafos más interesantes:

"¿Hay nada más melodramático que el desarreglo del gasto público que sufren nuestras democracias modernas? Aquí tienen ustedes otra vez a un servidor pidiendo a los políticos que dejen de ilusionarnos con la reducción de impuestos y que al menos se comprometan a congelar el gasto, gracias. Los redactores del Tratado de Maastricht establecieron unos criterios de buen hacer económico típicos de quienes sólo se preocupan de la ortodoxia financiera. El combatir la inflación, contener el endeudamiento y estrechar el déficit es justo y necesario, pero incompleto: como de lo que se trata a fin de cuentas es de que el Estado democrático no ahogue a la sociedad privada, habría que añadir al control de la inflación, la deuda y el déficit, un tope de presión fiscal."

"En realidad, la inflación es un impuesto, corno lo son la deuda y el déficit. La inflación es un impuesto sobre el dinero y los activos no indiciados, porque, cuando sube el nivel de precios de todos los bienes y servicios, medido por el índice del coste de la vida, cae el valor del dinero en la medida que lo exige el descubierto del Estado. La deuda pública tiende a convertirse en un impuesto, como sugirió David Ricardo en 1817: los ciudadanos perciben el aumento de la deuda como un impuesto, porque inevitablemente va a exigir un pago de intereses y de amortización del principal: esta percepción es tanto más marcada cuanto más corta sea la vida media de la deuda pública, como la española, que apenas pasa de año y medio. El déficit, o diferencia entre los ingresos impositivos y los gastos públicos, se financia o, con inflación o con deuda (o con limosnas de la UE, que son en fin de cuenta deudas).Ergo, los tres jinetes del apocalipsis no son más que un sustituto del cuarto, el impuesto. Inflación, deuda o impuestos votados por las Cortes son en lo fundamental intercambiables, aunque cada modo de recaudación tenga sus inconvenientes, de la misma forma que hay impuestos más dañinos; que otros. Tomados globalmente, los cuatro modos de atender a un gasto público excesivo, hacen daño a la economía y al bienestar general, al reducir el crecimiento de la prosperidad de los individuos y sus empresas."

Es cierto que quienes se contentan, como los fautores de Maastricht, con exigir el control de la inflación, la deuda y el déficit, sin cerrar el portillo de la tributación, centran su esperanza en la puesta en marcha de una resistencia política. Piensan que al obligar a los Estados a financiar su exceso de gasto con impuestos votados por los Parlamentos se pondrá en movimiento un mecanismo político de resistencia a la presión fiscal, que a la postre supondrá un freno del dispendio democrático. Deje usted de beber cuando vea elefantitos verdes.

La reducción del gasto público debería ser la meta de quienes dicen querer reducir la carga de los impuestos o aspiran a cumplir los criterios de Maastricht. La promesa electoral no debería ser la convergencia con las economías europeas, que todas gastan en exceso, especialmente la alemana. Saltaría yo de contento si algún partido explicara durante la próxima campaña electoral cómo iba a reducir el gasto público como proporción del PIB en dos puntos anuales, del 46% al 38% durante la legislatura"
 
Estamos a hoy, estimado Pedro Schwartz en la presentación del Presupuesto 2013 nada menos que en el 90.5% de deuda sobre el PIB, con un déficit fiscal del 7.4% por encima del 6.3% que Rajoy pacto con Bruselas,¿ no sé que dirías ahora? de cuanto han aumentado los impuestos por esa vía, complementando los directos de IVA e IRPF, además de que la deuda privada supone otro 300% más del PIB. El servicio de la deuda es pues un impuesto más para los ciudadanos que tendrán que pagarlos dentro de lo que le pagan al Estado por todos los conceptos, además a intereses usurarios( el 4.12 de media en 2012), dada la burbuja financiera que se está creando y que hace pagar más, cuanto mayor es el diferencial con Alemania, casos de Grecia, Portugal, Italia y nosotros.
 
 Así, según mis datos, la partida para pagar los intereses de la deuda española acapara buena parte de los Presupuestos del Estado para el próximo año, en los que se incrementa el gasto social -fundamentalmente en pensiones-, pero se recortan los fondos para los ministerios y los destinados al desempleo.

Casi 53 euros de cada cien del presupuesto consolidado se destinan al pago de las pensiones y el desempleo, aunque esa proporción es algo más baja si se incluye el pago de la deuda pública, que se llevaría doce de cada cien euros.

Las dudas en torno al euro han encarecido la financiación de la deuda española en los mercados en los últimos meses y ha encarecido los intereses que se pagan por ella, lo que ha llevado a dotar 9.000 millones de euros más a dicha partida, que se acerca ya a los 40.000 millones. Así, en el proyecto de PGE para 2013 la deuda pública suma 38.589,55 millones, con un fuerte incremento del 33,8%, debido a las operaciones de saneamiento del sector financiero, al apoyo a la liquidez de las administraciones autonómicas y locales y al encarecimiento de las emisiones del Tesoro. El proyecto de Ley de Presupuestos para este año prevé ante estas circunstancias la emisión bruta de 207.173 millones de euros, de los que 48.020 millones corresponderán a las necesidades de financiación neta.
 
En este contexto, la financiación del gasto social será posible gracias al incremento del 4 % de los ingresos por las subidas de impuestos. Al alza del IRPF y el IVA en 2012 se suman la prórroga un año más del impuesto sobre el patrimonio y un nuevo gravamen del 20 % para los premios de Loterías, Cruz Roja y la ONCE superiores a 2.500 euros.

Eso si no se equivoca el gobierno y desciende aun más la recaudación, ya que no dejan ni rastro de calderilla en nuestros bolsillos para invertir en crecimiento. ! Mal Vamos y tú te quejabas Pedro en 1996 cuando estabas casi, en el mejor de los mundos. Si alguien te hubiera hecho caso, no nos hallaríamos hoy en la ruina.

* BERNARDO RABASSA ASENJO ES PRESIDENTE DE HONOR Y DE RELACIONES EXTERIORES DEL CLUB LIBERAL ESPAÑOL. PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN FIECS, INSTITUTO EUROPEO PARA LA COMUNICACIÓN SOCIAL-INTERNATIONAL  REGIONAL COMMODORE OF IBERIA OF IYFR*

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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