miércoles 03 de octubre de 2012, 16:52h
Felipe de Borbón y Letizia Ortiz viajan a
Panamá para vender allí, según parece, la "marca" España. Dejando a un
lado que España no es una marca, sino un maravilloso y desventurado país
condenado desde su nacimiento a padecer horribles gobiernos, regímenes y
dinastías, cabe alarmarse por la posibilidad de que ésta misión
principesca, un poco como de correduría de comercio, acabe como la
anterior, la que rindió Juan Carlos I a Nueva York para vender
igualmente esa marca que no es una marca. Entonces, como se sabe, el
monarca giró visita de relaciones públicas al prestigioso rotativo "The
New York Times", pero el efecto de la misma no fue, ni mucho menos, el
que esperaba, pues se ve que allí no aprecian como superior valor
político la campechanía, al contrario, incomprensiblemente, que aquí.
Hay que reconocer que la "marca" España no sufrió, en aquella
reciente visita, más menoscabo del que sufre cada día en el mercado
interno, o sea, aquí, donde el Gobierno la devalúa constantemente con su
sectarismo y con su inepcia, pero la "marca" regia sí que sufrió un
revolcón de proporciones, como no podía ser de otra manera, majestuosas.
Cinco días después de la visita, el ilustre periódico neoyorquino se
preguntaba de dónde habría sacado el titular de la Corona española su
inmensa fortuna, calculada, al parecer, en 2.300 millones de dólares,
unos 1.800 millones de euros, cantidad suficiente, y aun sobrada, para
paliar los sufrimientos de tantos españoles en las actuales
circunstancias. El periódico había publicado con anterioridad un
escalofriante reportaje fotográfico sobre los dichos sufrimientos,
ciudadanos rebuscando comida en la basura y esas cosas, y no parece que
el desmentido personal o desdramatización que le hizo el monarca le
convenciera gran cosa, sino antes al contrario. Sin embargo, sí dejó el
rey en Nueva York un comentario que podría, cuando menos en un futuro
próximo, mejorar la percepción de la "marca" España, y aun a la propia
España: "La Monarquía continuará mientras la gente quiera una
monarquía". Habrá que preguntar, entonces, a la gente.
Por desgracia, eso de preguntar a los españoles con carácter
vinculante no es algo que vaya incluido en el tradicional logotipo de la
"marca" España.