Madrileños de bien frente a la Demencia Nacionalista
miércoles 31 de octubre de 2012, 21:58h
Suenan los tambores nacionalistas con
más furia en los tiempos presentes, esta vez acompañados del sonido mesiánico
de trompetas celestiales que anuncian la proximidad de Canaán. Los sumos
sacerdotes de esta corriente política continúan con el discurso que les ha
procurado tantos réditos, con su habitual panoplia de victimismo, clamando
contra los otros, contra los malos,
pues en este tipo de ficciones nada funciona si no hay un perverso antagonista
que se ensaña con el protagonista (en este caso, porque lo esclaviza tras
arrebatarle las tierras) y, en definitiva, justifica el despertar heroico del
oprimido que da comienzo a la gloriosa gesta. A pesar de que los del sanedrín
nacionalista últimamente se parecen más a telepredicadores incendiarios que a
responsables estadistas, y deslizan auténticos disparates verbales, nada de eso
concitaría la atención de los madrileños de bien, que habitan en la tierra de
la tolerancia, la concordia, el respeto y la comprensión si no fuera porque en
sus discursos aluden con mayor frecuencia y desatino a Madrid. Los abertzales
hablan de plantar cara a Madrid al tiempo que un corifeo de la comunicación del
entorno independentista catalán se despacha con que Madrid es una ciudad-estado
que gobierna a (o sobre, o contra) los pobres periféricos.
Ha llegado el tiempo de dar una réplica
apropiada y jocosa, por lo que lanzamos desde aquí esta proclama con 6
precisiones y 1 convocatoria.
1) El banderín de enganche del
nacionalismo radical (de todos) solo tiene dos ventanillas: la de atender a los
que se apuntan por motivos viscerales y la de los motivos económicos.
2) En lo visceral, el nacionalismo
comparte el patrón con los movimientos religiosos. Dios y la Patria despiertan
sentimientos tremendamente movilizadores, porque los humanos poseen muchos
receptores genéticos para esos mensajes (sin duda eficaces en tiempos
prehistóricos). Pero la historia demuestra la peligrosidad de esas emociones
cuando interfieren en la política, sobre todo cuando han sido hábilmente
manipuladas por mentecatos iluminados, puesto que la exacerbación del
sentimiento religioso y del nacionalismo tienen efectos cegadores (tanto más
agudos cuanto menos cultos sean los individuos receptores de sus efluvios) y al
amparo de ellos se han cometido (y se siguen cometiendo) las mayores
atrocidades del planeta.
3) Lo que explica en gran medida el
actual auge del independentismo es el factor económico. Si los nacionalistas no
hubieran vendido la idea de que los catalanes aportan al estado español más de
lo que reciben, y de que ese es uno de los principales motivos por los que la
Generalitat tiene que hacer recortes sociales, ni la Diada hubiera tenido tal
afluencia ni sus seguidores estarían presentando una cara tan antiespañola.
Pero ese mensaje victimista les viene de maravilla: primero porque es tinta de
calamar para ocultar su nefasta política económica y social, y después porque
supone un gran avance en su proyecto independentista. Proyecto que ellos
mismos, y sin pudor, presentan a la ciudadanía con la zanahoria de que la
independencia acarrearía una sustancial mejora económica para Cataluña. Es más,
confiesan haber escuchado la vocecita del más allá que les incitaba a romper
con el Estado español tras haber fracasado las negociaciones para conseguir un
estatus similar al vasco en cuanto a financiación. Dicho claramente, lo que
pretenden es conseguir más pasta;
cantidad que uno de los interesados (en el doble sentido) ha cifrado en trece
mil millones de euros. Ese dinero no crece en los árboles ni cae del cielo, sino que tendría que ser
detraído de presupuestos que afectan a otros lugares donde vive gente (o sea,
de Bembibre, de Cocentaina, de Don Benito...). Por supuesto que los que más
tienen deben contribuir en mayor medida (también le ocurre a Madrid). Argumentan
que no quieren que su dinero se malgaste en aeropuertos sin aviones. 1º De "su"
dinero, nada. 2º ¿Es que los de Bembibre o los de Cocentaina quieren que se
derroche el peculio? Y 3º ¿Opinan lo mismo las empresas catalanas que han
facturado millones en la construcción de esos aeropuertos?
4) El problema de la definición de
Cataluña como Estado, Nación o Región es un tanto chocarrero. Si se preguntara
a los 7.000 millones de personas que pueblan el planeta constataríamos dos
hechos rotundos: a) la mitad no saben leer, tienen hambre y les importa un
huevo qué es España, Cataluña o Benicasim (y ese si es un problema de verdad);
y b) el 99,999 % de los restantes responderían que Cataluña es parte de España,
y seguramente nos mirarían como se mira a los que hacen preguntas idiotas. Ídem
para el País Vasco. Pero se convierte en trascendental para los que necesitan
anteojos cuando quieren ver algo más allá del propio ombligo. Y entonces
comienzan los delirios...
Rasgo común de todos los tiranos y
líderes mesiánicos es el de manipular los hechos pasados. Es lamentable que no
se pronuncie la Academia de la Historia -o en su defecto los catedráticos del
ámbito universitario- cada vez que una entidad o una institución (con respaldo
público; los privados que digan lo que quieran) perpetra una atrocidad verbal,
como la de decir que España conquistó Barcelona a comienzos del siglo XVIII
acabando con un Estado Catalán de no sé cuántos siglos de antigüedad, o que
Sancho III, el mayor, fue el rey de los vascos (y no digamos cuando se dice que
Colón era catalán y miembro de la familia real catalana). Es una obligación,
del mismo modo que el colectivo de científicos no puede permitir que se propaguen
-con respaldo público- teorías delirantes como la del "creacionismo". Pero los
líderes iluminados no se limitan a meter la mano en la historia; lo hacen en
todos los órdenes de la comunicación, confundiendo formación e información con
adoctrinamiento y propaganda (véanse los casos del fascismo, nazismo,
nacionalcatolicismo, estalinismo, o los
talibanes, etc.) hasta límites que, en ocasiones, llegan a rozar lo ridículo
(sirva como ejemplo la información meteorológica dada por TV3 donde se mostraba
la previsión del tiempo en un plano de Cataluña seguida de una previsión sobre
un mapa general de Europa (poniendo en el mismo plano al resto de España que a
Lituania; la idea es una idiotez que ofende).
5) Es importante no confundir a los
"catalanes" con los "nacionalistas catalanes". Los catalanes son gente
maravillosa e interesante, y es indudable que forman una comunidad (en el
sentido de colectividad o de sociedad) con unos rasgos culturales propios y muy
loables (lo mismo se puede decir de los vascos y de otras comunidades que
también forman parte de España). De hecho, a los nacionalistas les encanta que nos
confundamos y que hablemos de que "los catalanes dicen" lo que dicen ellos, los
nacionalistas. Los independentistas vascos, sin el menor recato, hablan
constantemente por boca del pueblo vasco. Además de por sufrir este síndrome de
médium, se distingue a los
nacionalistas radicales de los no nacionalistas en que los primeros, como el
ladrón, piensan que todos son de su condición, es decir, nacionalistas (suyos o
de sentido contrario), resultando que no dejan espacio a los que no tenemos
orgasmos cuando nos mencionan a la patria o nos enseñan sus enseñas, que no
quiere decir que no sintamos cariño por nuestras tierras. Creen que ser
patriota es sacralizar a la patria, que es una entelequia; pero estamos otros
que pensamos que ser patriota es pensar en nuestros compatriotas. Así como laico es "independiente de cualquier
organización o confesión religiosa" (DRAE) y se habla de Estado laico y de
Enseñanza laica, no hay otra palabra para referirse a los que nos oponernos a
los soberanistas que la de antinacionalista.
Los avezados gurús del márquetin recomiendan no utilizar palabras que empiecen
por anti. Al carajo los gurús del
márquetin; si se limitaran a vendernos coches, detergentes, operadoras de
telefonía... sin meterse en las cosas del gobierno de la sociedad, podríamos
pensar que son latosos como moscas, pero no corresponsables de que los
políticos anden todo el día maquinando cómo decir lo que hay que decir sin
decir lo que parece que dicen para no decir lo que no deben decir (o algo así)
porque les hace perder votos.
6) Se puede ser de izquierdas y ser
contrario al nacionalismo. Se puede, si se considera que ser de izquierdas es
ser gente de mente abierta, que siente empatía por sus semejantes, que busca la
justicia social, la igualdad de oportunidades y el predominio de la razón. Si
además se considera el carácter visceral e insolidario de los
independentistas-soberanistas, no solo se puede sino que además se debe ser
contrario al nacionalismo. Se puede ser de derechas y no ser un carpetovetónico
de los que dicen que Cataluña es España y propugnan un boicot a una parte de
España, haciendo gala de un estrabismo mórbido. En este maremágnum de líderes
carismáticos a lo Gran Timonel, gurús del márquetin y políticos tartajas se
escucha con frecuencia la fórmula del Estado Federal como panacea, pero siempre
es a modo de titular, sin que nadie concrete la propuesta. A los nacionalistas
más radicales les indigna que se ponga al mismo nivel a su comunidad con otras
a las que ¿Dios? o ¿la Historia? no han otorgado ese merecimiento. Es de
suponer que se refieren a Andalucía, Canarias, Valencia, Asturias, Navarra...y
todas las demás. ¿Qué hay que hacer para que estos señores no se indignen? ¿Un
Estado Federal integrado por Cataluña, el País Vasco y Castilla? ¿O por
Cataluña con Valencia y las Baleares, por el País Vasco con Navarra y por
Castilla? ¿O por las mismas comunidades que hay ahora? Si es así, es todo
igual, pero con cambio de nombre. Y si es así, pero con asimetría, entendiendo
por asimetría que unos tienen privilegios y otros no, volvemos al principio: ¿tendrían
privilegios Cataluña frente a España, el País Vasco frente a España y Castilla
frente a España? Esto es imposible. Y, además, es de locos. Y a todo esto, Madrid
por aquí, Madrid por allí.
Por ello, hartos de la situación y
considerando que la cultura del bar es un hecho diferencial común a todo
nuestro país, lugar de encuentro y de concordia, envidia de bárbaros y
extranjeros:
A. Convocamos a todos los madrileños (*) de bien para que el próximo día
21 de noviembre, a las 11 horas de la mañana, acudan al bar (taberna, cantina,
bodega, cafetería, tasca o cervecería) que les pille más cerca.
B. Se ruega a los nacionalistas españoles (en especial a los catalanistas,
españolistas y vasquistas, por orden alfabético) que tengan la amabilidad de
abstenerse durante esos minutos de acudir a los citados establecimientos,
permitiendo a los demás disfrutar del momento sin su presencia ni la de su
flatulento argumentario.
C. Se ruega a los convocados que brinden al grito de ¡DIFERENTES, SÍ;
DESIGUALES, NO! ¡CAFÉ PARA TODOS!