Rescatar al ciudadano

A muchos les echaba para atrás la mugre que había en la plaza. Otros no quisieron saber nada de aquel personal con rastas, tatoos y pinta antisistema que destacaba entre la multitud. Y los más ensoberbecidos clamaban contra "estos niñatos que nos vienen ahora a enseñar democracia después de lo que nos ha costado que se vote en este país". Año y medio después de tomar la Puerta del Sol y las plazas mas destacadas de las principales ciudades de España, el 15M parece diluido en un sinfín de movimientos, más minoritarios, que ahora se contentan con rodear el Congreso sin que se sepa muy bien cuál será su próximo paso. Pero su indignación ha recorrido la espina dorsal de la sociedad y ha revuelto las conciencias. Cada vez son más los descreídos de un sistema que apenas te da una papeleta cada cuatro años y te llama de todo cuando tomas la calle protestando o porque decides que hay que declararse en huelga y dejar alguna vez de trabajar, en clamorosa protesta para que se piense de verdad en crear trabajo para tanto parado.

Algo se ha removido en los partidos políticos y hasta en el poder que empiezan tímidamente a aceptar su lejanía de la calle y de los problemas reales de los ciudadanos. Hasta un ministro tan tecnócrata como Luis de Guindos ha salido de su autismo para reconocer que "es aún peor perder la casa que el empleo", reconociendo la razón que mueve a muchos indignados para apoyar a las familias que se han encontrado con el secretario judicial y la policía municipal en la puerta obligándoles a abandonar el piso que tantos esfuerzos les ha costado pero cuya hipoteca no pueden pagar porque la crisis se ha cebado en ellos. La lucha de los indignados del 15 M y de otros momentos vecinales parece haber abierto una reflexión desde el poder. Ya hay una denuncia pública de una comisión de jueces sobre los abusos que se cometen con las familias más humildes que no pueden pagar. Tras 350.000 desahucios ejecutados desde el inicio de la crisis los socialistas, que han presentado un proyecto para enmendar su inopia  mientras ejercieron el poder, y el Gobierno parece que se van a poner las pilas para evitar gran parte de los desahucios en marcha que amenazan con poner a otras 200.000 familias de patitas en la calle.

Urge que se den prisa y den oportunidades a los ciudadanos frente a los bancos en su lucha desigual. Con dinero de todos se han rescatado hasta con 60.000 millones de euros las cajas fuertes de las entidades financieras y hay otros 40.000 en marcha desde la UE. Pero ni un solo euro ha acudido aún a rescatar al ciudadano. Millones y millones de personas pondríamos de nuevo una jaima en la Puerta del Sol con un inmenso cartel en la puerta: "Rescate también para los ciudadanos." Es un clamor popular mientras el Gobierno, la troika, las agencias de rating o los más sesudos brokers no dejan de darle vueltas a la máquina de las previsiones y hacen juegos malabares con nuestro bienestar.