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Contigo aprendí

Contigo aprendí

jueves 22 de noviembre de 2012, 12:26h
Zapatero negaba la crisis porque ¿cómo iba ha haber crisis en un país que le tenía a él como presidente? Rajoy lo planteaba de otra forma. Con un Gobierno previsible y como Dios manda, o sea, el suyo, volvería la confianza a la economía. Doce meses después, 247.000 millones de euros que se han escapado de España, cerca de 800.000 parados más, decenas de miles de empresas menos, entre 150 y 200 puntos más de prima de riesgo, una nueva caída del PIB superior a un punto... Con ellos aprendí que el mesianismo es un fracaso en política.
Nos creíamos que los políticos saben en qué país viven. Pero también hemos aprendido que o no se enteran o quieren que no nos enteremos. Para el presidente que acaba de cumplir su primer año en Moncloa todo cambió súbitamente cuando la caja registradora del déficit señaló mas tres, del 6 al 9 por ciento de déficit público en 2011. Fue como abrir la puerta vestido de verano y encontrarse con el más gélido invierno. ¿Es que antes de conocer el resultado del "ojo de halcón" deficitario, Mariano Rajoy no se preocupaba de cómo iba la recaudación en Hacienda o en las comunidades autónomas en las que gobernaban sus compañeros de partido y en algunas de ellas desde hacía una porrada de años? ¿No tenía a nadie en el partido o en FAES que le informara sobre el coste de la sanidad o la educación públicas y su cada vez más difícil financiación? ¿Pensaba de verdad el entonces líder de la oposición que las empresas se cerraban o echaban gente a la calle solo por la cara fea de Zapatero, tal y como le escribía Pedro Arriola en sus slogans de oposición y de campaña? ¿No tenía un solo contacto o correligionario enterado en Bruselas que le chivara lo que allí se decía sobre las finanzas o los ajustes fiscales necesarios para España? ¿De verdad, de verdad, que su colega Rodrigo Rato le engañaba todo el tiempo con las cuentas de Bankia? ¿Luis de Guindos, su asesor de cabecera en economía, no sabía de la endeblez de las entidades financieras y no le informaba al respecto? ¿Todo estaba oculto, guardado en una caja fuerte del despacho principal del Palacio de la Moncloa?
A lo mejor no quiso enterarse o apostó por que no nos enteráramos. Así pudo vender el "programa electoral de las líneas rojas": no se tocará sanidad ni educación, ni las pensiones, ni el seguro de desempleo, ni se abaratará el despido, ni se subirán los impuestos. Y luego, bueno, pues es historia reciente, la gente le tendría que entender. Todo lo que decide en Consejo de Ministros es culpa de la herencia recibida, de lo muy engañado que le habían tenido: recortes y más recortes presupuestarios, impuestos y más impuestos, descenso de los servicios sociales, peor y mas cara sanidad y educación... Se ha saltado todas las líneas rojas de su programa. "Yo no quería, y mira que me duele hacerlo, pero..."
Con ellos lo hemos aprendido también. Los políticos de antes del 20N2011 no supieron evitar ni gestionar la crisis. Los de después no tienen ni idea de cómo salir de ella. Y unos y otros son de distintos partidos políticos. Por eso el CIS refleja los registros más bajos jamás conocidos en la valoración de la clase política. Este presidente bate todos los records de caída en estimación popular y en desconfianza. Pero también hay que aprender que el actual líder de la oposición y el PSOE, su partido, no solo no recoge ni uno de los votos que se le puedan estar escapando al PP, sino que continúan en caída libre y los ciudadanos le siguen reprochando su responsabilidad en la crisis actual.  
Otra enseñanza de  este año de movilizaciones sindicales es que los dos grandes, UGT y CCOO, ni siquiera sumando a los demás colectivos de la llamada cumbre social,  son capaces de canalizar el enorme descontento de los trabajadores y de los parados. Ni sus huelgas generales paralizan el país ni logran que el Gobierno dé marcha atrás en las políticas de austeridad y de recortes injustamente distribuidos entre la población.
Entre tanto las calles se van poblando de movimientos alternativos mientras crecen los antisistema por las esquinas y tras el humo y las llamas de los contenedores ardiendo. Lamento mi torpeza pero creo que no me voy a aprender bien es esa nueva teoría que intenta vender Mariano Rajoy de que lo peor ya ha pasado.
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