Huelgas hasta en la sopa

         El panorama laboral continúa trufado de huelgas. La tozudez sindical es inasequible al desaliento. Después de una huelga general que no tuvo el éxito previsto,  ahora estamos padeciendo una cadena de huelgas parciales.

         El conflicto va por gremios. Huelgas en la enseñanza, en la sanidad, en la justicia, cada cual con sus protestas, sus reivindicaciones y sus quejas ante los recortes.  Sin olvidar, claro está las que nunca fallan, las de calendario. Tal y como está previsto cada año, se anuncia con las navidades el típico parón aeroportuario, con retrasos y cancelaciones de vuelos, para que el consumidor que no tiene la culpa de nada, una vez más, pague los platos rotos.

          El recurso continuado a la huelga no es buena solución cuando la crisis amenaza constantemente  la viabilidad de muchas empresas y muchos puestos de trabajo. No están los tiempos para gastar en salvas la poca pólvora que nos queda.

          Da la impresión de que la verdadera finalidad de estas huelgas, no es la reivindicación laboral, sino la oposición frontal al gobierno. En otras palabras, el pataleo por el pataleo, una actitud parecida a la de aquel recluta que se castigaba a sí mismo sin cenar, con el  grito de "que se fastidie el coronel, que yo no como rancho".