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Alcohólicos nada anónimos

Alcohólicos nada anónimos

lunes 21 de enero de 2013, 08:09h
 Aunque con otros modos, la estampa sigue repitiéndose a diario en nuestros pueblos y ciudades. Antes   solía comenzar en torno a los 40, acaso con las primeras crisis  matrimoniales o laborales. Entonces era frecuente  que en el primer café de la mañana  uno se encontrase con  que muchos clientes  del bar o   la cafetería -por cierto, todos hombres-,  no terminasen ahí su desayuno; en unos casos, añadiendo un buen chorro de aguardiente al café  para convertirlo en un carajillo  y, en otros, con un  "sol y sombra" (coñac y anís, entremezclados al cincuenta por ciento). Los dos  eran signos  casi inequívocos de que  te encontrabas delante de un alcohólico.

Hoy la  tendencia comienza mucho antes, entre ambos sexos  y   en torno  a los 18 años, generalmente después de haber pasado  por el botellón durante un par de años y asociado también, más tarde o más temprano, a la ingesta de otras drogas  como   el cannabis o la cocaína.  Esta última, una combinación letal que ha  hecho crecer  vertiginosamente los infartos cerebrales entre individuos con edades cada vez menores.

Con todo, la mayor novedad  que han traído los nuevos tiempos  ha sido la feminización del alcoholismo,  el ingreso  de la mujer también a esta  vieja forma de drogadicción. Aunque  desconozco el porcentaje real   de mujeres respecto a los hombres,  sí que he visto datos manejados por asociaciones de alcohólicos  que apuntan que  a menudo el alcohólico es una mujer. De hecho, aunque el balance de la lucha contra el alcohol en los últimos años sea positivo,  según estas mismas asociaciones, una mujer tiene menos apoyo respeto a los hombres cuando padece algún trastorno relacionado con el alcohol.

La clave  para enfrentarse  al fenómeno  quizás sea reconocer  previamente que  el alcoholismo, además de una enfermedad  por si sola,   es también un síntoma más  de otra enfermedad más profunda  que tiene también su origen en el seno de una sociedad  como la actual que   no ha sabido brindar  soluciones inmediatas a problemas  de hombres y mujeres que tienen más que ver  con los valores  que con  el hedonismo fácil y, como puede verse, con  consecuencias  personal y socialmente catastróficas.
 
Mejor, no estar solo

Como en todos estos procesos, el cambio de  la curva comienza porque el afectado  reconozca  su problema y  recurra a terceros para intentar solucionarla o, al menos, hacerle frente. Lo mejor es buscar ayuda entre amigos y, especialmente, entre familiares. Son estos últimos  quienes  pueden hacer un seguimiento más  cercano  y prestar un mayor apoyo  al neoalcohólico. Y, más aún,  en todo caso entrar en contacto con alguna asociación de personas con el mismo problema que, ante el  nuevo asociado, siempre  adquirirán una autoridad mucho mayor  con el  alcohólico por la sencilla razón de que sus  advertencias, consejos o actitudes no van a poder verlas nunca como cuestión "de oídas", sino que estarán siempre basadas en experiencias personales de otros afectados que ya habrán pasado por  esa misma situación con anterioridad.

No es tan importante conocer los nombres y apellidos de los afectados que, en este terreno, casi siempre suelen  querer  ocultarlos, como reconocer un hecho personal que siempre tiene terribles consecuencias  en su entorno más inmediato (familia, amigos, trabajo) y  poner coto  paralelamente a las causas sociales que provocan estos síntomas. Porque  otra cosa sería practicar la política del avestruz.  
 
 
 

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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