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Lucro cesante

Lucro cesante

lunes 04 de febrero de 2013, 11:33h
Dado el panorama desolador se mire donde se mire, había decidido hibernar en mi cueva dedicado a la alabanza de aldea y al menosprecio de la corte, pero ni así he podido sustraerme a la declaración, de Mariano Rajoy, negando haber aceptado propinas en sobres, con el aire indignado de quien dice que eso son cosas propias del servicio de lugares como Blenheim Palace. Una declaración escrita, lo cual descarta cualquier espontaneidad, y sin embargo muy reveladora.
Creo haber entrevisto un resquicio del alma de un Rajoy oculto, por lo habitual, tras una máscara sonriente, un punto lela. Sometido al acoso de una situación límite parece haber bajado la guardia una pulgada dejándose llevar por su irritación para mostrarnos un reflejo de su ser.

En primer lugar tenemos su puñetazo en la meza, afirmando haber sido registrador de la propiedad, con plaza, a los 23 años. Es la declaración de un auténtico friki que después, según propia declaración, sólo ha leído El Marca. Caramba, entre un Zapatero incapaz de ganarse la vida fuera de la política o un niño empollón y algo pitongo que no sabe lo que es llegar a final de mes dando palmas para tapar el ruido del estómago vacío debería haber algo normal. Pero quedémonos con la afirmación del propio talento en la línea de "Usted no sabe con quién está hablando".

Luego tenemos lo de "yo he ganado más en mi profesión que como político", según dijo Rajoy, para añadir "vine a la política perdiendo dinero, pero para mí el dinero no es lo más importante en la política". Jugoso. Hace inevitable la pregunta sobre el móvil ¿Qué oscuras motivaciones le empujan a perder dinero para detentar un cargo incómodo, estresante, sujeto al escrutinio público y a los accidentes de helicóptero en compañía de Esperanza Aguirre? ¿Es la necesidad de ser el centro de la atención de los demás? ¿Podría ser el señor Rajoy víctima del trastorno conocido en psicología como "complejo de Eróstrato" según el cual el individuo afectado busca sobresalir, distinguirse para ser famoso y conocido? Hay quien lo padece pero causa menos daño limitándose a recitar poesía en público o a maltratar a los demás con un instrumento en las manos. Citando las palabras de Pla en El cuaderno gris; "Creer sin ironía en el propio talento puede hacer mucho daño. Pero esto tiene una gravedad relativa. Es más grave aún el daño que puede hacer a los demás". Un supuesto talento sustentado en unas oposiciones aprobadas de manera precoz no limita el daño que se puede infligir a todo un país o a su imagen si falla el sentido común.

Pero queda lo más importante. Es bien sabido como la empresa privada remunera a sus altos cargos con dineros muy superiores a los de la cosa pública, donde los sueldos del Presidente o de los ministros no son en absoluto proporcionales a las responsabilidades e inconvenientes asumidos. De forma inconsciente revela el señor Rajoy uno de los lenitivos más usados para anestesiar las conciencias de los políticos capaces de meter mano a la caja. Estar perdiendo dinero lleva a pensar cosas como que "No se me paga como me merezco" "Ganaría más en cualquier otro sitio" ergo "Tengo derecho a un sobresueldo". No digo con eso que el señor Rajoy se haya dejado gratificar los servicios prestados con un sobre, como Bárcenas en el papel del mayordomo de Brideshead Castle dedicado luego a repartir los billetes con el resto de una servidumbre mal pagada, pero sí que esa justificación ensancha las mangas de muchos con el argumento del lucro cesante.
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