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...y, además, está lo de Falciani

...y, además, está lo de Falciani

domingo 10 de febrero de 2013, 09:35h
"...Y, además, está lo de Falciani". Quien me habla es un veterano funcionario milanés, que me desgrana con amargura los muchos males políticos que vive su país. "Lo de Falciani también lo tenemos en España, pendiendo sobre las cabezas de muchos notables y ex notables", le he respondido. Hay muchas similitudes entre los dos países mediterráneos, hemos convenido. Ma non troppo...

Por razones profesionales, escribo estas líneas de urgencia desde Italia, a dos semanas de unas elecciones que podrían hacer el país, una vez más, ingobernable. Y que van a consagrar la liquidación definitiva de cualquier sombra de bipartidismo, proceso que también avanza, dicen los sondeos, en nuestra casa : la izquierda cada vez menos 'clásica'de Bersani, la derecha de Berlusconi -increíble, pero ahí sigue 'il cavaliere', segundo en los sondeos--, el centro de
Monti, que se difumina, en competición por el tercer lugar con la formación fantasma del caricato Beppo Grillo, un síntoma de que los italianos han dejado, y no es broma, de tomarse la política en serio.

Y claro que hay casos de corrupción en Italia, y claro que hay rumores de nombres incursos en esa lista del bancario suizo Falciani, nombres que en España bien conoce, y también silencia, el Gobierno, custodio, al fin, del empleado del HSBC que filtró datos que hacen temblar a media Europa. Pero a mis interlocutores de estos días, acostumbrados a las andadas de un Silvio Berlusconi que utiliza a fondo sus medios de prensa en esta campaña, incluso a esos interlocutores, les parecen increíbles muchas de las cosas que ocurren en nuestro país: desde el 'caso Bárcenas' y sus derivados hasta los sobresaltos en el Ejecutivo con el 'asunto Ana Mato', el escaso uso del Legislativo y la rebelión en el Judicial, que esta semana que comienza, dentro de cinco días, va a protagonizar una sonora protesta en Madrid.

La gran diferencia entre las dos grandes naciones mediterráneas viene dada este domingo por un titular que leo en 'il Giornale': "la situación es grave, pero acaba siempre en burla". En España, no estoy seguro de que los nubarrones vayan a acabar con una descarga de lluvia de confeti, y perdón por la referencia -en la piazza del Duomo de Milán siempre hay como una alfombra de confeti, en este caso, munición inofensiva--. Me parece que, por ejemplo, la medida adoptada por Rajoy haciendo públicas sus cuentas particulares ha derivado en más reacciones negativas que positivas: le dicen, acaso con un punto de demagogia, pero se lo dicen hasta el los periódicos extranjeros, que se subió mucho el sueldo mientras él pedía austeridad a los españoles. Y cada día le queda uno menos, ya solo faltan nueve, para ese gran momento parlamentario, un debate sobre el estado de la nación que va a ser, en realidad, un debate sobre el estado de ese Gobierno que el presidente del Ejecutivo se resiste a tocar.

Quo vadis, Rajoy? Puede que esta semana que comienza sirva para aclarar algunas cosas, más allá de la inmovilidad de los tiempos en los que se ha enrocado el hombre que en sus manos tiene tantas claves, tantas soluciones. Y sí, les digo a mis interlocutores en MIlán; nosotros también tenemos nuestro candidato a Monti, nuestro candidato a una izquierda poco definida, alguien que podría pasar por un remedo de Berlusconi y hasta quien pudiera hacer, aunque sin demasiada
gracia, de Grillo. Adivine el sagaz lector quiénes, en nuestros pagos, podrían desempeñar esos papeles en la ópera bufa de nuestro patio político.

>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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